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El presidente de Siria, Ahmed al Sharaa, aseguró este domingo (09.03.2025) que la ola de violencia desatada en las zonas costeras del país es «un desafío esperado» y apeló a la «unidad nacional», después de tres días de enfrentamientos comunitarios sin precedentes desde la caída de Bashar al Asad, que causaron más de 1.000 muertos, en su mayoría civiles alauitas.
«Quiero que estén tranquilos por la situación en este país. Lo que está pasando son desafíos que eran previsibles. Tenemos que preservar la unidad nacional, la paz civil, tanto como sea posible y, si Dios lo quiere, seremos capaces de vivir juntos en este país», dijo Al Sharaa en un discurso ofrecido en una mezquita de Damasco y reproducido por medios sirios como la televisión SyriaTV, afiliada a las nuevas autoridades.
Al Sharaa, que encabezó la coalición islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) ─que lideró el derrocamiento del régimen de Al Asad el pasado 8 de diciembre─ aseguró que todos los sirios pueden «vivir juntos» y que «no hay que temer por Siria». El dirigente hizo estas declaraciones en momentos en que las fuerzas de la nueva administración llevan a cabo una campaña de represión en las zonas de la costa en las que predomina la minoría alauita, la rama del islam chiita que profesa el clan de Al Asad.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 745 civiles alauitas han sido asesinados «a sangre fría», muchos de ellos ejecutados en una «masacre sectaria», a manos de las fuerzas de seguridad en las provincias costeras de Latakia y Tartús ─bastiones alauitas─ y las centrales Hama y Homs. La violencia se desató el jueves, después de que insurgentes alauitas leales a Al Asad lanzaran un ataque contra las fuerzas de seguridad en Latakia.
En los últimos días, el Observatorio y otros grupos de activistas han verificado una gran cantidad de videos de ejecuciones sumarias, disparos a quemarropa, torturas y maltratos por parte de las fuerzas de seguridad y otros grupos afiliados contra civiles desarmados. La violencia ha causado también la muerte de 125 miembros de las fuerzas de seguridad y de 148 combatientes leales a Al Asad, por lo que la cifra total de fallecidos en los últimos cuatro días asciende a 1.018, de acuerdo con el recuento de la ONG, que alertó de que el número de víctimas puede ser muy superior.
La nueva administración no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas contra todo aquel que haya cometido «excesos» o «actos de venganza» contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos pro Al Asad.
Más de mil personas, entre ellas 745 civiles de la minoría alauita, han muerto en las provincias costeras de Siria en tres días de choques entre las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco con grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad, informó una ONG el sábado (08.03.2025).
«Hasta la tarde de este sábado, la cifra de muertos llegó a 1.018 personas», dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que indicó que «745 civiles fueron asesinados a sangre fría en masacres sectarias» en las provincias del oeste de Siria de mayoría alauita, la rama del islam chií que profesa la familia de Bachar Al Asad.
Según la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, «la cifra de bajas humanas ha subido aceleradamente desde la entrada de grupos armados para apoyar las fuerzas de seguridad y las unidades del Ministerio de Defensa» de las nuevas autoridades de Damasco.
Por su parte, las Iglesias sirias denunciaron las «masacres de civiles inocentes» y llamaron a poner fin de inmediato a «estos horribles actos».
Los peores enfrentamierntos desde la caída de Al Asad
Los choques estallaron el jueves, después de que insurgentes alauitas lanzaran un ataque contra las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia, lo que desencadenó la mayor ola de violencia en Siria desde el derrocamiento de Al Asad el pasado 8 de diciembre.
Según el desglose de las víctimas, al menos 125 miembros de la Seguridad General, el Ministerio de Defensa y otros grupos aliados han fallecido en tres días de enfrentamientos; mientras que otros 148 «individuos armados» leales al régimen de al Asad han muerto en los choques que han tenido lugar en las provincias de Latakia, Tartús, Homs y Hama.
Las muertes civiles y «ejecuciones de campo» se han producido principalmente en las provincias costeras de Latakia y Tartús, antiguos feudos de la familia Al Asad y el núcleo de la comunidad alauita, a la que pertenece alrededor del 10 % de la población siria.
Ante la masacre de civiles, ONG hizo un llamado a la comunidad internacional «para que adopte medidas urgentes y envíe equipos internacionales especializados de investigación para documentar las graves violaciones que han afectado a los civiles».
Asimismo, pidió a las autoridades de Damasco que «exijan responsabilidades» a sus efectivos implicados en estas acciones, al considerar que «la impunidad alienta la repetición de crímenes en el futuro, lo que amenaza la estabilidad política y social en Siria tras la caída de Al Asad».
La nueva administración siria no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas contra todo aquel que haya cometido «excesos» o «actos de venganza» contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos pro Al Asad.
*Imagen ilustrativa.
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