INTERNACIONAL

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El presidente ruso, Vladímir Putin, recibió el martes (01.04.2025) en el Kremlin al líder político de los serbios de Bosnia, Milorad Dodik, reclamado por la Justicia de su país, un día después de que anunciara su visita a Moscú. La presidencia rusa difundió un video de Putin estrechando la mano de Dodik en uno de los salones del Kremlin.
«Estoy muy contento de verlo en Moscú», declaró sonriente el dirigente ruso al presidente de la República Srpska (RS). El lunes, Dodik anunció que había llegado a la capital rusa. «Comienzo cada una de mis visitas aquí con una visita a la tumba del soldado desconocido», declaró en un video filmado ante este monumento.
Dodik, acusado de vulnerar el orden constitucional por aprobar leyes separatistas, escribió en la red social X sobre su reunión número 26 con Putin, indicando que el presidente ruso está al tanto de la situación en la RS, el ente autónomo de Bosnia-Herzegovina que amenaza con separarse del resto del país.
Dodik es buscado por la Fiscalía del Estado bosnio en el marco de una investigación por ataque al orden constitucional, a raíz de una serie de acciones secesionistas realizadas desde finales de febrero por las instituciones autónomas de la RS. La semana pasada, las autoridades bosnias solicitaron una orden de detención internacional contra él, posterior a una orden de arresto nacional emitida el 18 de marzo.
Cientos de miles de personas, convocadas por el movimiento estudiantil y llegadas desde toda Serbia, se congregaron la tarde de este sábado (15.03.2025) en el centro de Belgrado para expresar su malestar con el Gobierno y el presidente serbio, el populista nacionalista Aleksandar Vucic. La masiva manifestación muestra la fuerza de un movimiento que lleva meses protestando.
Según imágenes aéreas de la televisión regional N1, todo el centro de la capital serbia, en torno al Parlamento, estaba abarrotado por manifestantes, con banderas de Serbia y numerosas pancartas en contra de la corrupción en el Gobierno y en el Estado. Según los medios independientes, como N1 o Nova TV, la concentración ─organizada bajo el lema «La corrupción mata»─ es la mayor en la historia moderna de Serbia.
Serbia lleva meses sacudida por manifestaciones anticorrupción, lideradas por estudiantes, tras el derrumbe de una marquesina de la estación de tren de Novi Sad, en el norte del país, el 1 de noviembre. La tragedia dejó 15 muertos y ocurrió apenas meses después de que la estación hubiese sido renovada. Desde entonces, los manifestantes han protestado con regularidad contra la corrupción y la supuesta falta de control en los proyectos de obras del gobierno.
Temor a la violencia
Todos los accesos al centro de la capital serbia, como el puente Branko sobre el río Sava, estaban desde el mediodía colapsados y bloqueados. Pese a los temores del movimiento opositor a Vucic de que podrían producirse acciones violentas, debido principalmente a advertencias del propio mandatario, la manifestación transcurrió de forma pacífica, sin incidentes, en un ambiente festivo y alegre.
Vucic había amenazado con una respuesta firme de las fuerzas del orden. El movimiento estudiantil y la oposición creen que el Gobierno pretende usar actos violentos como pretexto para poder declarar el Estado de emergencia, por lo que hicieron un llamado a no caer en provocaciones. Vucic califica las protestas como una «revolución de colores» organizada «desde afuera» y asegura que su salida del poder solo sería posible «si lo matan».
Miles de estudiantes llegaron ya la noche del viernes a Belgrado desde varias ciudades serbias, a pie o en bicicletas, y fueron recibidos por decenas de miles de personas, con cánticos, silbatos, vuvuzelas y al ritmo de tambores. «Haremos cuanto podamos para garantizar la seguridad de la concentración», dijo Vucic, y advirtió: «Soy el presidente de este país, y no dejaré que la calle dicte las reglas».
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