Conflicto por derechos de autor, por Mariana Gonzalez

OPINIÓN

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Imagen del Estudio japonés Ghibli / Foto: GoodFon

*Escribe Mariana Gonzalez, especialista en Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA. MBA, ITBA.

Lectura: 4 minutos

El 25 de marzo pasado, OpenAI presentó la 4ta. versión de su generador de imágenes, dentro del sistema de inteligencia artificial generativa ChatGPT. Incluye una función de generación de imágenes integrada, que permite pedir estilos como el del Estudio Ghibli o Los Simpson, entre otros, para producir la imagen final.

Tus sobrinos, tu mamá, tu mascota, todos se pueden convertir en personajes de la película «El viaje de Chihiro». Parecerán salidos de la pluma del Estudio japonés Ghibli, pero en realidad salen de un algoritmo de computación, en dos segundos.

El Estudio Ghibli es un estudio de animación, con sede en Tokyo, uno de los mejores del mundo en la actualidad. Entre sus películas más famosas, y que se encuentran entre las más taquilleras de todas las épocas entre las películas de animación, están: «El Viaje de Chihiro» (Premio Oso de Oro y Oscar de la Academia a la mejor película de animación), «El Chico y la Garza» (Premio Oscar, Globo de Oro y BAFTA) y muchas otras también premiadas y consideradas como grandes películas entre los cinéfilos. Utiliza la técnica de animación tradicional.

Es su estilo, su arte, sus diseños, sus colores, su suavidad, su estética en general, las que usa ChatGPT para tomar las fotos que les das y las convierten en «obras» poco refinadas del Estudio Ghibli.

Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, expresó su profundo rechazo a la creación a través de la inteligencia artificial: «No puedo ver estas cosas y encontrarlas interesantes. Me repugna profundamente. Quienquiera que las haya creado no tiene ni idea de lo que es el dolor», «Creo firmemente que esto es un insulto a la misma vida», Miyazaki, se opone a la inteligencia artificial para la creación artística desde el punto de vista ético, no se puede crear sin verdadera emoción humana.

La apropiación cultural de obras de arte no es nueva, pensemos en la Gioconda de Leonardo o en la Marilyn Monroe de Andy Warhol, repetidas hasta el cansancio en remeras, platos, afiches, modificadas sin respeto, como la Gioconda con bigotes, sin la comprensión debida y sobre todo sin el consentimiento de su autor. Sin embargo, hay grandes diferencias, en los casos de los artistas plásticos, la copia la hace otro ser humano supuestamente artista, y el autor original en la mayoría de los casos ya falleció.

En el caso de las imágenes generadas por IA, pueden generarse millones en pocas horas, sin el más mínimo respeto a su creador.

Además, en este caso, el tema es económico.

ChatGPT tuvo un aumento récord de usuarios la semana pasada, según OpenAI, en uno de sus comunicados, 500 millones de usuarios usaron la plataforma al menos una vez. Sus servidores se vieron desbordados. Se inundaron las redes de imágenes al estilo «a mano» creado por Ghibli.

Sam Altman, presidente ejecutivo de OpenAI, expresó «Hemos sumado un millón de usuarios en la última hora» en una publicación en X el lunes. Todo eso redundó, ese mismo día, en la recaudación de 40.000 millones de dólares en una nueva ronda de inversión. El valor de la empresa creció notablemente.

Y surge, nuevamente, la duda sobre los derechos de autor. Los sistemas de IA se conocen como «motores de estilos». La cantidad de información que le cargan al sistema de IA sobre un estilo, hace que éste cree patrones desde donde armar las nuevas imágenes. Es el centro de la controversia. Las leyes actuales de propiedad intelectual no protegen estilos, ya que pensaban, por ejemplo, en el estilo clásico o el estilo surrealista, pero ahora los estilos se orientan a un creador en particular como es el caso del Estudio Ghibli. Muchos de estos artistas están inquietos con la situación. Varios han comenzado litigio contra Open AI y su producto Chat GPT, aduciendo que su sistema fue alimentado y entrenado con obras originales de ellos sin su consentimiento.

La ley se está analizando con su lentitud característica. La tecnología crece con su aceleración característica.

*Mariana Gonzalez
Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA
MBA ITBA
Empresaria en Argentina y Uruguay en empresas de tecnología.

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