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China justificó este martes (29.04.2025) su decisión de rechazar la entrega de nuevos aviones del gigante estadounidense Boeing por los aranceles impuestos por Washington y su impacto en el mercado del transporte aéreo internacional.
«La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha impactado gravemente la estabilidad de la cadena industrial y la cadena de suministros globales», dijo el Ministerio de Comercio chino.
«Importantes aerolíneas chinas y Boeing en Estados Unidos han sufrido mucho», agregó un portavoz del ministerio.
Los nuevos aranceles estadounidenses alcanzan 145% para varios productos chinos, y Pekín respondió con nuevos gravámenes de 125% sobre las importaciones de Estados Unidos.
El jefe ejecutivo de Boeing confirmó la semana pasada que China había dejado de aceptar nuevos aviones debido a la guerra comercial.
En una entrevista televisada con la red CNBC, el ejecutivo Kelly Ortberg dijo que sus clientes chinos «dejaron de aceptar entregas de aviones debido al ambiente arancelario», y que si continuaba la situación, la empresa tendría que vender sus naves a otras aerolíneas.
Boeing tenía previsto entregar a China unos 50 aviones en 2025, dijo Ortberg, y que la empresa no «esperará mucho tiempo» para enviarlos a otros clientes.
El presidente estadounidense, Donald Trump, criticó a China por su decisión y afirmó que es un «pequeño ejemplo de lo que China le ha hecho a Estados Unidos durante años».
El Ministerio de Comercio chino replicó el martes que muchas empresas no han podido realizar sus actividades normales de comercio e inversión debido a los aranceles de Trump.
«China está dispuesta a continuar apoyando la cooperación empresarial normal entre las compañías de los dos países», sostuvo el portavoz.
Pekín «espera que Estados Unidos pueda escuchar las voces de las empresas y crear un ambiente estable y predecible para las actividades normales de comercio e inversiones», agregó.
China ordenó a las compañías aéreas nacionales que suspendan todas las recepciones de aviones del constructor estadounidense Boeing, mientras se intensifica de la guerra comercial con Estados Unidos, informó la agencia de prensa Bloomberg.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles de hasta el 145% a gran parte de las importaciones provenientes de China. Pekín tomó represalias situando los suyos en 125% sobre las importaciones estadounidenses.
Según Bloomberg, que cita fuentes conocedoras de este tema, Pekín también ha pedido a las aerolíneas chinas que suspendan «cualquier compra de equipos y piezas para aeronaves a empresas estadounidenses».
Boeing, el gran perjudicado
En las últimas semanas, algunos analistas han apuntado al sector estadounidense de la aviación como uno de los más afectados por la guerra arancelaria, destacando que Boeing sería el gran perjudicado.
Los recargos aduaneros decididos por Pekín disparan los costos de los aviones y de las piezas de repuesto fabricadas en Estados Unidos. Las aerolíneas chinas difícilmente pueden asumir este costo adicional. Según Bloomberg, el Gobierno chino también está considerando ayudar a las aerolíneas que alquilan aviones Boeing y que se enfrentan a mayores costos.
La empresa con sede en Arlington (Virginia) podría ver encarecerse el precio de sus aviones en comparación con el de sus dos principales rivales, la europea Airbus y la Commercial Aircraft Corporation of China (COMAC), que busca ganar terreno en el mercado doméstico con apoyo estatal.
Boeing se salvó de los aranceles durante el anterior episodio de la guerra comercial, en la primera presidencia de Trump (2017-21), pero sus ventas al gigante asiático van en descenso desde 2019. En 2022, el 25 % de las entregas internacionales de Boeing iban a parar a China, pero en 2023 la cifra había caído al 9 %.
Golpe a otros sectores de la industria de EE. UU.
Por otra parte, los expertos creen que la escalada hará que empresas estadounidense de todos los sectores (maquinaria, textil, electrónica, electrodomésticos) vean un encarecimiento de las piezas, materias primas e insumos que compran de China, con lo que afrontarán el doble de reto de tener trasladar parte de su producción y el de perder competividad en el mercado chino.
Donald Trump ha convertido los aranceles en la piedra angular de su política económica y en una importante herramienta diplomática para arrancar concesiones a otros países. Impuso un arancel universal del 10%, pero pausó otros más altos para decenas de socios comerciales durante 90 días, mientras mantiene la presión sobre China.
EE. UU. decidió dejar numerosos productos tecnológicos chinos sin gravar, pero Trump dijo el domingo que los aranceles para semiconductores se aplicarán «en un futuro próximo». El presidente chino, Xi Jinping, por su parte, advirtió que el proteccionismo «no llevará a ninguna parte» y que en una guerra comercial «no habrá ganadores».
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