INTERNACIONAL

Lectura: 4 minutos
El nuevo presidente interino de Corea del Sur, Lee Ju Ho, prometió este viernes (02.05.2025) «una gobernanza estatal estable» antes de las elecciones presidenciales anticipadas del 3 junio, en medio de la crisis política que desató la caída del mandatario Yoon Suk Yeol.
Horas antes, Lee, quien también es ministro de Educación, asumió el cargo de líder interino, lo que le encomendó la tarea de guiar a la cuarta economía más grande de Asia durante la crisis política provocada por un intento de instaurar la ley marcial el año pasado por parte del destituido presidente Yoon y el impacto de los amplios aranceles estadounidenses.
Lee se comprometió a colaborar estrechamente con el gabinete y el parlamento, liderado por la oposición, que destituyó a Yoon en diciembre, y a intentar estabilizar el gobierno.
«Haré todo lo posible para garantizar que las funciones gubernamentales se gestionen de forma estable», declaró a la prensa, en su primer día como jefe del Ejecutivo, tras las renuncias casi simultáneas de sus dos predecesores el día previo.
Tercer presidente interino
Lee se convirtió en el tercer presidente interino consecutivo tras la renuncia de Han Duck-soo, quien oficializó su candidatura presidencial este viernes, y la dimisión repentina del ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, quien debía asumir el liderazgo nacional, pero renunció minutos antes de que el Parlamento votara una moción para destituirlo.
«Siento un enorme sentido de responsabilidad», dijo Lee en sus declaraciones a la prensa, al llegar al complejo gubernamental de Seúl. A un mes de las elecciones presidenciales anticipadas, prometió enfocar sus esfuerzos en garantizar una «gestión justa del proceso electoral» y un funcionamiento estable del Gobierno, según fue citado por la agencia local de noticias Yonhap.
Asimismo, Lee pidió reforzar la preparación ante posibles provocaciones de Corea del Norte y subrayó la importancia de que todos los ministerios operen como un solo equipo «poniendo el interés nacional por delante», durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional el mismo día.
Las turbulencias políticas sin precedentes también ocurren justo cuando Seúl mantiene conversaciones con Washington para que se retiren los recientes aranceles «recíprocos» y sectoriales de la Administración Trump, que afectan sectores clave de la economía surcoreana orientada a las exportaciones.
El expresidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ante un tribunal de Seúl en el inicio del juicio penal en su contra, por cargos de liderar un intento de insurrección al decretar la ley marcial y desplegar tropas al Parlamento el pasado 3 de diciembre.
La audiencia, celebrada en la sala 417 del Tribunal del Distrito Central de Seúl, comenzó a las 10:00 hora local (1:00 GMT). Es la primera comparecencia formal de Yoon tras ser destituido por unanimidad por el Tribunal Constitucional el 4 de abril, que consideró que el mandatario violó la Carta Magna al intentar interferir con una votación legislativa mediante el uso del Ejército.
Yoon llegó al tribunal unos 10 minutos antes del inicio del juicio en un vehículo oficial, accediendo por el estacionamiento subterráneo por motivos de seguridad. El tribunal no autorizó la solicitud de los medios para tomar imágenes dentro de la sala.
Durante la apertura de la audiencia, se confirmó su identidad y domicilio actual en el complejo Acrovista del distrito de Seocho, donde se instaló el pasado viernes tras abandonar la residencia oficial de Hanam-dong, según la agencia local de noticias Yonhap.
Este lunes comparecerán como testigos Cho Sung-hyun, comandante del Primer Grupo de Defensa del Comando de Defensa de la Capital, y Kim Hyung-ki, jefe del Primer Batallón de Fuerzas Especiales del Comando Bélico del Ejército.
Ambos declararon en el previo juicio penal contra Yoon Suk-yeol en el Tribunal Constitucional. En aquel entonces, Cho testificó que su entonces superior, Lee Jin-woo, le ordenó desalojar por la fuerza a legisladores del Parlamento tras la declaración de la ley marcial. Por su parte, Kim habría recibido instrucciones similares de su cadena de mando esa misma noche, según Yonhap.
El exmandatario enfrenta cargos por los que podría ser condenado a cadena perpetua o incluso a pena de muerte, según lo establece el Código Penal surcoreano en casos de insurrección.
Otro artículo de interés: Crisis política en Corea del Sur
