INTERNACIONAL

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«Obviamente no se puede espiar a un aliado», dijo Mette Frederiksen desde Oslo, donde asistió a una reunión de los diez países de la JEF (Joint expeditionary force), que agrupa al Reino Unido y a los países del norte de Europa.
«Nuestro ministro de Relaciones Exteriores ya mantuvo una conversación con Estados Unidos» al respecto, apuntó.
Los comentarios de Frederiksen llegan después de que el Wall Street Journal (WSJ) afirmó que Washington quiere reforzar su supervisión en el territorio semiautónomo danés codiciado por el presidente estadounidense Donald Trump.
Y son los comentarios más recientes en la disputa entre Dinamarca, Groenlandia y Estados Unidos debido a que Trump busca anexar la estratégica isla ártica.
Dinamarca y Groenlandia insisten en que la isla, rica en minerales, no está a la venta, mientras que Trump no ha descartado tomarla por la fuerza militar, a pesar de que Dinamarca es un aliado de la OTAN.
«Completamente inaceptable»
Los comentarios de la premier danesa llegan también un día después de que la encargada de negocios de Estados Unidos, Jennifer Hall Godfrey, fuera convocada por el Gobierno danés, en presencia de un representante del Gobierno de Groenlandia.
«No podemos tolerar que empecemos a espiarnos entre nosotros. Se envió hoy muy claramente este mensaje», declaró el jueves Lars Løkke Rasmussen, jefe de la diplomacia danesa, a la televisión danesa DR.
«El espionaje de Nuuk [la capital de Groenlandia] por parte de Estados Unidos es completamente inaceptable. Es una falta de respeto», estimó por su parte el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen.
Informe del WSJ
Según el WSJ, las agencias de inteligencia recibieron instrucciones de averiguar más sobre el movimiento independentista de Groenlandia y sus posiciones sobre la explotación estadounidense de los recursos de la isla.
Se les pidió también que identifiquen a personas en Groenlandia y Dinamarca que apoyan los objetivos estadounidenses en este territorio autónomo danés, añadió el diario.
Según las encuestas, la gran mayoría de los 57.000 habitantes de ese territorio autónomo danés desean su independencia y no quieren que sea anexado por Estados Unidos.
Donald Trump ha dicho que quiere que Estados Unidos adquiera Groenlandia. El presidente electo afirma que este paso es «absolutamente necesario para el interés de la seguridad nacional y la libertad en el mundo». Cuando anunció su interés en comprar Groenlandia a Dinamarca durante su primer mandato, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, pensó que era simplemente absurdo. El asunto parecía zanjado.
Ahora, incluso antes de jurar su cargo, Trump no descarta incluso usar la presión económica o militar para poner a Groenlandia bajo control estadounidense. El territorio forma parte geográficamente de Norteamérica, pero políticamente de Europa. Varios jefes de gobierno europeos han expresado su horror ante la idea de que el miembro más fuerte de la OTAN pueda anexionarse por la fuerza el territorio de un socio de la alianza, del mismo modo que el presidente ruso Vladímir Putin se ha apoderado de zonas de Ucrania.
El saliente canciller alemán, Olaf Scholz, se refirió al tema a principio de año trazando este paralelismo sin mencionar a Trump por su nombre. «El principio de inviolabilidad de las fronteras se aplica a todos los países, independientemente de si se encuentran al este o al oeste de nosotros», dijo.
Moscú intentó rápidamente utilizar la amenaza de Trump para justificar sus propias acciones en Ucrania. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, sugirió consultar a la población de Groenlandia sobre lo que querían, señalando los referendos ─ampliamente vistos como farsas─ celebrados en regiones del este de Ucrania que Moscú se ha anexionado.
Esta vez, la respuesta de la primera ministra danesa fue sorprendentemente apaciguadora. «Necesitamos una cooperación muy estrecha con los estadounidenses. Estados Unidos es nuestro aliado más cercano», declaró. Según su oficina, desde entonces mantuvo una larga conversación telefónica sobre Groenlandia con el próximo presidente de Estados Unidos.
No queremos ser daneses. No queremos ser estadounidenses
¿Cuáles son los motivos de Trump? Ulrik Pram Gad, del Instituto Danés de Estudios Internacionales de Copenhague, dijo a DW que los movimientos del presidente electo están en consonancia con la llamada Doctrina Monroe que se remonta al siglo XIX: «Estados Unidos no permitirá que ninguna potencia hostil se asiente en el continente americano. Por eso quieren asegurarse de que ningún chino o ruso tenga instalaciones en Groenlandia».
Frederiksen ha dicho en repetidas ocasiones que son los groenlandeses quienes deben decidir el futuro de Groenlandia y no Copenhague.
Los vínculos entre Dinamarca y Groenlandia existen desde hace cientos de años. Groenlandia fue colonia danesa hasta 1953 y ahora es un territorio autónomo del Reino de Dinamarca. Desde 2009, la isla tiene derecho a declararse independiente en referéndum. Sin embargo, la isla y sus 57.000 habitantes dependen en gran medida de los fondos estatales daneses.
El primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, está a favor de la independencia, pero no quiere que Groenlandia pase a depender posteriormente de otro Estado. «No queremos ser daneses. No queremos ser estadounidenses. Queremos ser groenlandeses, por supuesto», dijo una vez en presencia de Frederiksen.
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