OPINIÓN

Por Norberto Zingoni*, escritor, abogado, exjuez, corresponsal de LaCity.com.ar en Europa.

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«Cuídate de los idus de marzo», le dijo el adivino a Julio César, previniéndole de lo que vendría: su asesinato. Parafraseando al adivino, uno podría decirle al peronismo (o a lo que queda de él): cuídate de los idus (las elecciones) de septiembre y octubre. Septiembre es un mes fatídico para el peronismo. Un 16 de septiembre de 1955 fue derrocado. Y empezó su viacrucis. 17 años de proscripción, persecuciones, errores propios, y, en fin, una decadencia del peronismo que corrió paralela a la decadencia del país. 

Pero octubre es un mes propicio: el 17 de octubre de 1945 nació el peronismo. Justamente hay dos elecciones (provincial, la de septiembre y nacional, la de octubre) que sellarán el destino del viejo partido.

Estos dos meses pueden ser sombríos para el peronismo. Y, eso que el slogan de campaña de La Libertad Avanza es «Kirchnerismo nunca más», obviando al peronismo en esta premonición de fin de ciclo. Hay indicios, señales de que algo puede ocurrir con el peronismo. Por ejemplo, hace años que el kirchnerismo, que asumió la conducción del peronismo (lo copó, bah), no se presenta a elecciones con la sigla del partido justicialista (PJ). Como si sus mediocres dirigentes tuvieran vergüenza. Frentes varios se inventaron: para la Victoria, Para todos, Unión por la Patria, y cualquier disparate que se les ocurra. Menos Partido Justicialista. Y así en las provincias. Otra: han transformado al justicialismo en una máquina de poder. Sin ideología, sin historia, sin pasión. Solo rosca, maniobra. Y mucha plata dando vueltas. 

A los tumbos, jugando de contragolpe (Cristina/Alberto Fernández, 2019) o aprovechando el viejo prestigio del peronismo, como sea, los actuales dirigentes peronistas llegaron hasta aquí. Madre e hijo Kirchner son los presidentes actuales del peronismo… Pero estos septiembre y octubre son otra cosa. Huele a fin de época. 

El peronismo nació por una decisión popular un 17 de octubre lejano. Hoy, otra decisión popular (el voto) puede decretar su fin. Los intentos de destrucción del peronismo fueron muchos. Desde el decreto 4161 de 1956 que prohibió al peronismo incluyendo símbolos, imágenes, ideas y la mención de Juan Domingo Perón y Eva Perón, hasta el «peronismo sin Perón», de Onganía/Vandor, hasta el socialismo nacional de los Montoneros. Nada, ni nadie pudo destruir al peronismo. Pero hay algo que sí puede: el voto popular. Quizá, como un presagio, la sigla del partido ha ido desapareciendo.  

Y, si los ciudadanos dejan de votar al justicialismo, se habrá cerrado el círculo que empezó aquellos lejanos septiembre y octubre. Y, el peronismo pasará a ser (para muchos de nosotros, dolorosamente) un tema de historiadores. Por eso, viejo peronismo: Cuídate de los idus de septiembre y octubre. 

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