INTERNACIONAL

Lectura: 8 minutos
La tensión entre Washington y el gobierno dictatorial de Venezuela no cesa y se incrementa con el paso de los días. Maduro ha reaccionado enviando tropas a la frontera con Colombia, dando por seguro que podría haber un acuerdo implícito entre Estados Unidos y el gobierno de Bogotá. Ninguna fuente informativa, incluyendo a los analistas internacionales, de semejante posibilidad.
Especulación pura de Madura que observa cómo se va achicando las maniobras de supervivencia que lo mantienen al frente del gobierno dictatorial de Caracas. Nadie descarta por el momento que intente fraguar alguna maniobra de distracción en la frontera con Colombia con supuestas respuestas militares a invasores del país vecino.
Luego que Estados Unidos acusara al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de encabezar el Cartel de los Soles, Venezuela anunció el despliegue de 15 000 efectivos de sus cuerpos de seguridad en la frontera con Colombia, con el fin de luchar contra el narcotráfico.
«Van a ir 15 000 hombres y mujeres bien armados, bien entrenados y bien preparados para reforzar toda la zona binacional», dijo Maduro en su programa semanal de televisión. «Venezuela es territorio limpio y libre del narcotráfico».
«Venezuela es territorio (…) libre de sembradíos de hojas de coca, ¡libre!, libre de producción de cocaína», insistió el mandatario, que además aseguró que su Gobierno mantiene comunicación con las autoridades colombianas.
Tensiones con Estados Unidos
La movilización coincide con la acusación estadounidense contra Maduro y a cercanos colaboradores de su Gobierno, como su ministro del Interior, Diosdado Cabello, de pertenecer a una supuesta organización del narcotráfico bautizada el Cartel de los Soles.
Washington ofrece 50 y 25 millones de dólares respectivamente por información que lleve a la captura de ambos. Además, tres destructores lanzamisiles estadounidenses tienen previsto posicionarse en aguas internacionales, cercanas al límite con Venezuela, para lo que Washington asegura se trata de operaciones contra el narcotráfico internacional.
«¿Por qué no despliegan aquí sus flotas, sus aviones para luchar contra el 87 por ciento de la droga que sale de Colombia?», cuestionó, por su parte, Diosdado Cabello, mientras apuntaba en el mapa el Océano Pacífico y citaba cifras de un informe de Naciones Unidas. «Lo despliegan y están preocupados por donde supuestamente sale el 5 por ciento».
«Aquí sí combatimos el narcotráfico, aquí sí combatimos las narcobandas en todos los frentes», añadió, tras anunciar el decomiso de 52,7 toneladas de drogas en lo que va de año, entre 70 y 80 por ciento de lo que dice se trafica a través de Venezuela.
El director de la DEA, Terry Cole, acusó este jueves (21.08.2025) al régimen de Nicolás Maduro de colaborar con guerrillas colombianas para enviar drogas a los carteles mexicanos que trafican hacia Estados Unidos.
«Venezuela se convirtió en un Estado narcoterrorista que sigue colaborando con las FARC y el ELN de Colombia para enviar cantidades récord de cocaína desde Venezuela, desde Colombia, a los carteles mexicanos, que siguen entrando a Estados Unidos», dijo Cole en una entrevista con la cadena Fox News.
Cole agregó que a pesar de que la administración del presidente Donald Trump reforzó su capacidad de desmantelar las redes de narcotráfico, han «incautado más cocaína este año que en años anteriores» y advirtió que sigue en aumento la cantidad de metanfetamina y fentanilo que entra al país.
«La corrupción venezolana, la dictadura venezolana, es narcoterrorista. Siguen enviando este veneno a Estados Unidos, matando a cientos de miles de estadounidenses, sin mencionar a los miembros de la (banda) Tren de Aragua que envían a nuestro país para destruir sus hermosas calles», advirtió.
Las acusaciones de Cole contra Maduro se producen después de que la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, asegurara este martes que Washington estaba preparado para «usar todo su poder» para frenar el «flujo de drogas hacia su país», en medio de la polémica por el despliegue de tres buques con 4.000 soldados en las aguas del Caribe cerca de Venezuela.
El 8 de agosto, el New York Times informó ─citando a personas familiarizadas con el asunto─ que Donald Trump había firmado una orden clasificada dirigida al Pentágono para que comenzara a emplear la fuerza militar contra ciertos cárteles latinoamericanos catalogados por Washington como organizaciones terroristas.
Una semana más tarde, el 15 de agosto, la Marina de Estados Unidos confirmó el despliegue del Grupo Anfibio Iwo Jima, integrado por el buque de asalto USS Iwo Jima y los transportes USS Fort Lauderdale y USS San Antonio, junto con la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantes de Marina. Sin embargo, el comunicado no detalló el destino de estas unidades. Según fuentes del Departamento de Defensa citadas por CNN, este movimiento formaría parte del refuerzo militar hacia el sur del Caribe.
Pocos días después, el 18 de agosto, la agencia Reuters informó ─citando a funcionarios estadounidenses─ que los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson estaban en ruta hacia aguas del Caribe «próximas a Venezuela». El despliegue incluía, además, aproximadamente 4.000 marinos e infantes de Marina, varios aviones de patrulla marítima P-8 y al menos un submarino de ataque. Según las fuentes citadas por Reuters, la operación tendría carácter prolongado, con una duración de varios meses, y se desarrollaría en el espacio aéreo y en aguas internacionales.
Al día siguiente, al ser interpelada sobre el envío de buques al Caribe, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que Estados Unidos usaría «todo su poder» para frenar el flujo de drogas hacia su territorio. La contundencia de esta declaración, pronunciada apenas un día después de confirmarse el masivo despliegue militar de Estados Unidos en aguas próximas a Venezuela, encendió las alarmas en el hemisferio.
A ello se sumaron tres factores que intensificaron la incertidumbre. En primer lugar, la condición de ilegitimidad de Nicolás Maduro, quien, tras el fraude electoral de 2024, no es reconocido como presidente legítimo de Venezuela por una parte importante de la comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos. En segundo lugar, el hecho de que dentro de los objetivos potenciales de la misión podrían estar Nicolás Maduro, su ministro del Interior, Diosdado Cabello, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en su condición de presuntos cabecillas del Cártel de los Soles, red criminal que Washington incluyó en julio en su lista de organizaciones terroristas globales. Finalmente, la directiva secreta firmada por Trump abría, según la fuente del New York Times, la posibilidad de «operaciones militares directas en el mar y en territorio extranjero contra los cárteles».
Este conjunto de factores abrió la puerta a una pregunta inevitable: ¿amenaza Estados Unidos con una operación militar contra Venezuela?
Washington también mira hacia dentro
Como se ha dicho otras veces, la política exterior de Trump está estrechamente vinculada a sus prioridades domésticas. El uso de la fuerza militar contra los cárteles se enmarca en una de sus principales promesas electorales: «Eliminar a los cárteles de la droga que destruyen vidas en Estados Unidos».
En 2024, aproximadamente 80.000 personas murieron por sobredosis en ese país, y cerca del 60 por ciento de los casos estuvieron relacionados con el fentanilo. Durante su campaña, Trump se comprometió a emplear todos los recursos disponibles, «incluyendo la intervención militar si fuera necesario», para impedir que estas sustancias ilícitas llegaran a territorio estadounidense.
Bajo la presión de mostrar resultados concretos antes de las elecciones de medio término de 2026, la Casa Blanca ha tomado decisiones aceleradas: el 22 de enero designó como organizaciones terroristas transnacionales a varios cárteles mexicanos, entre ellos, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Noreste; el 25 de julio hizo lo mismo con el Cártel de los Soles, vinculando directamente a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López con el narcotráfico global; y el 7 de agosto duplicó la recompensa por la captura de Maduro y fijó montos millonarios por Cabello y Padrino.
*Imagen ilustrativa.
Otro artículo de interés: Maduro apuesta fuerte
