Reunión en EE. UU. y el cambio geopolítico del Caspio

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Presidente de EE. UU., Donald Trump, recibe en la Casa Blanca al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev / Foto: The White House

*Escrito por Farid Shafiyev.

Lectura: 6 minutos

La reunión en Washington entre Armenia y Azerbaiyán ─organizada por el presidente Donald Trump el 8 de agosto de 2025─, podría ser un punto de inflexión en la geopolítica del Caspio y la zona euroasiática en general. Si bien en un punto las conversaciones buscaban normalizar las relaciones entre los dos vecinos del Cáucaso Meridional, su efecto multiplicador va mucho más allá de la reconciliación bilateral. Para Azerbaiyán, la reunión no solo se trata de poner fin a tres décadas de conflicto con Armenia, sino también posicionarse como un puente de enlazando la cuenca del Caspio, Asia Central e incluso Europa.

La región del Caspio siempre ha sido una encrucijada de seguridad, en el cual coinciden intereses energéticos, presencia militar y rutas comerciales. La guerra de Rusia en Ucrania, el conflicto Irán-Israel y una cambiante interacción de Occidente, han aumentado la volatilidad en la región. En este contexto, un posible acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán ofrece la posibilidad de estabilizar el Cáucaso Meridional, acceso natural entre el Caspio y Europa.

Para Azerbaiyán, la paz con Armenia consolidará su lugar en la región, donde Bakú ha impulsado varios importantes proyectos transregionales como el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan, el corredor Sur de Gas y el ferrocarril Bakú-Tiflis-Kars. Azerbaiyán invierte fuertemente en el desarrollo de rutas comerciales del Caspio, en infraestructura energética y en proyectos de conectividad regional como el corredor Central. La estabilidad en el Cáucaso Meridional también hace más difícil que agentes externos exploten las divisiones, factor de especial importancia dado el intento previo de aprovechar a Armenia contra Azerbaiyán y Turquía. Dicha estrategia no dio resultados tangibles para Armenia, el cual permaneció aislada regionalmente y dependiente de Rusia. Tras las derrotas bélicas de 2020 y 2023, los líderes armenios comprendieron que la paz y el respeto al principio de integridad territorial representan una oportunidad mucho mayor para el país, en lugar de un proyecto irredentista, que el primer ministro Nikol Pashinián calificó de «mítico».

Bakú ha impulsado varios importantes proyectos transregionales

Al mismo tiempo, un marco de paz reduce el riesgo de que una escalada militar se extienda a la región del Caspio. Los esfuerzos de modernización naval de Rusia e Irán en los últimos años han aumentado la ansiedad. En pocas palabras, la normalización potencia indirectamente la capacidad de Azerbaiyán de actuar como agente estabilizador en la cuenca del Caspio.

Progresivamente, Irán también ha estado hablando de paz y cooperación, especialmente con Azerbaiyán. Las relaciones eran tensas hace unos años, pero el presidente en ejercicio, Masud Pezeshkian, cuestionó la estrategia empleada previamente por los clérigos iraníes con respecto a Azerbaiyán, la cual ha fracasado en obtener algún beneficio.

Quizás el beneficio geopolítico más significativo para Azerbaiyán se encuentra hacia el este, al otro lado del Caspio. Los estados de Asia Central ─Kazajsitán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán─ llevan mucho tiempo buscando nexos seguros y diversificados con Europa. La guerra de Rusia ha vuelto poco fiables las rutas del norte a través de su territorio, mientras que la inestabilidad en el mar Rojo compromete la ruta de suministro tradicional. Esto deja el enlace transcaspiano a través de Azerbaiyán como una opción prometedora.

Enlace transcaspiano

La reunión en Washington, al promover la agenda de paz, asegura a socios de Asia Central que Bakú es un nodo confiable. Azerbaiyán, Kazajistán y Uzbekistán firmaron un memorando de entendimiento sobre la transferencia de fuentes de energía alternativa a Europa a través de otro posible proyecto: un cable de red eléctrica en el mar Negro desde Georgia hasta Rumanía y Hungría.

Azerbaiyán está intentando alejarse del paradigma de rivalidad para conectar los puntos: Bakú ha firmado un estratégico acuerdo de asociación con China. Mientras tanto, Azerbaiyán al estrechar lazos con Turquía y otros países túrquicos hermanos en la Organización de Estados Túrquicos (OET) lo posiciona como conector natural para Asia Central. Bakú también está interesado en impulsar el formato 5+1 con Asia Central y otras plataformas regionales como la CICA y la OCE.

El hecho de que la reunión del 8 de agosto de 2025 se organizara en Washington añade una dimensión importante a pesar de la incierta situación geopolítica en Eurasia. Para Azerbaiyán, que Estados Unidos se involucre, refuerza su posición al demostrar que la paz en el Cáucaso Meridional no es una mera cuestión local sino que está ligada a la estrategia más amplia de diversificación energética y comercial por parte de Occidente. Los líderes de Asia Central interpretarán el apoyo estadounidense a Azerbaiyán como un respaldo a la ruta Transcaspiana. Un elemento importante de la reunión en Washington es la denominada TRIPP (Ruta Trump para Paz y Prosperidad Internacional), que atravesará el territorio de Armenia y conectará Azerbaiyán continental con su enclave de Najicheván. La cual resuelve la discrepancia entre Azerbaiyán y Armenia, a la vez que abre la posibilidad de una red de conectividad más amplia.

Bakú es un nodo confiable

La reunión en Washington del 8 de agosto de 2025 fue más que una reconciliación entre Armenia y Azerbaiyán. Fue acerca de la reconfiguración del escenario estratégico de la región del Caspio. Para Azerbaiyán, abrió una perspectiva más amplia tanto en Occidente como en Oriente, incluyendo su consolidación como un importante puente hacia y desde Asia Central.

Si el impulso se mantiene, Bakú podría surgir, no solo como un nodo energético y de tránsito clave, sino también como un actor político capaz de moldear la política euroasiática mediante una agenda de paz. Por supuesto, mucho depende de si los acuerdos alcanzados en Washington se traducen en resultados tangibles. Para Armenia, a su vez, significará el fin del aislamiento y la dependencia. Pero algo es claro: las repercusiones de esta reunión se extienden mucho más allá del Cáucaso; atraviesan el Caspio y se adentran en el corazón mismo de Asia Central. Sin embargo, debe ser visto no como una rivalidad geopolítica, sino como una invitación a todas las partes dispuestas a actuar de buena fe.

*Farid Shafiyev es presidente del Centro de Análisis de Relaciones Internacionales (AIR Center); Profesor adjunto de la Universidad ADA (Azerbaiyán); Doctorado en Historia (Carleton University), Master en administración pública (Harvard Kennedy School).

@shafiyev_farid

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