7 de septiembre, escribe Hugo Flombaum

OPINIÓN

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Foto: Jorge Gobbi*

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

El 7 de septiembre de 2025 se celebran las elecciones provinciales, un día histórico para nuestra sufrida provincia.

Para muchos bonaerenses un incordio, para muchos de los periodistas un gasto inútil, para muchos políticos profesionales una estupidez. Para los bonaerenses que pretendemos una provincia independiente y con futuro, la liberación.

Nuestra provincia desde el Pacto de San José de Flores hasta hoy fue rehén del poder nacional. Los candidatos del gobierno provincial en su mayoría los elegía el poder nacional. Nuestra provincia fue intervenida en su nacimiento y aun lo está.

Hoy podemos, en muchos casos no lo hicieron, debatir nuestro futuro y nuestra dirigencia sin que los jefes del poder nacional nos lo elijan por nosotros.

Aproximadamente el 50% de la recaudación impositiva del país se recauda en la provincia de Buenos Aires, por coparticipación impositiva nos devuelven el 12%. Los gobernadores bonaerenses electos en su mayoría por el poder federal, o eran mendigantes o eran cómplices del robo.

Será un día para celebrar aun padeciendo la merecida la ignorancia y la frustración de muchos electores que elijarán no votar. No dije no elegir, no votar es en realidad ignorar, porque para una gran cantidad de ciudadanos no hay diferencia entre los postulantes.

Parto de la base que pienso lo mismo. No digo que no sean diferentes las propuestas, lo son, ni su preparación que también lo es, no es diferente la génesis de cada uno de ellos.

El desarraigo de los territorios y la dirigencia es la característica distintiva de la gran mayoría, no todos, de los candidatos. O en algunos casos nacieron de ellos y la política de círculos los captó y los alejó de su base de representación.

Para cambiar la realidad y lograr el entusiasmo de la ciudadanía deberemos darnos un tiempo y un proceso de restructuración de los partidos. Pero sin duda la elección separada de la provincia es un comienzo auspicioso.

Claramente las dos fuerzas que se presentan como mayoritarias no han modificado sus malos métodos de elección de candidatos, eso los hace iguales en esencia.

Hay una gran cantidad de expresiones nuevas que aun no son ni partidos con una orgánica ni tienen expresión nacional, que han aprovechado esta oportunidad para presentarse a las elecciones.

Allí se expresarán aquellos electores desengañados y aquellos que pudieron comprender que es una nueva oportunidad de acercarse a la política, única manera de resolver los problemas que nos aquejan en seguridad, educación, salud, producción y empleo.

De esos dirigentes dependerá el futuro de cada uno de nosotros. Si elegimos a los mandaderos de los que fueron elegidos por mandantes nada cambiará, si le damos la oportunidad a los que inician un camino diferente nacerá una esperanza.

La provincia de Buenos Aires aporta desde todas las formas alrededor del 50% de cada índice que uno pueda abordar. Población, producción, recaudación de impuestos consumo de bienes y servicios, cantidad de empresas, etc. Nada de todo eso se refleja en el poder nacional, el Pacto fundante está incumplido y eso por ser preexistente al nacimiento de la presunta «Nación», hace no nata a la misma.

La única manera de resolver esta anomalía de nacimiento es reestructurando todo lo que representa ese pacto. La representación en el Congreso Nacional, la repartición de la renta nacional en principio. Pero para que ese proceso se cumpla la condición es que la dirigencia provincial asuma la representación de la provincia.

Por eso este 7 de septiembre cobra importancia, porque puede convertirse en la piedra basal de un proceso que dote a la Provincia de la identidad perdida en las guerras civiles ocurridas en las nacientes de nuestro país.

No habrá nación sin una Provincia de Buenos Aires libre y que asuma la responsabilidad que tiene por ser la más poderosa e importante de nuestro país.

Sostengo que la alianza entre el poder de la Ciudad de Buenos Aires y las provincias más pobres y menos desarrolladas han generado la peor de las consecuencias. La centralidad del poder y el subdesarrollo de gran parte de nuestro territorio.

Lamentablemente las provincias del centro de nuestro país, siempre encabezadas por Córdoba excluyen del poder federal a la Provincia más grande y productiva del país.

Si algún día comprendieran que una alianza entre Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos daría la posibilidad de que el país emprendiera un proceso imparable de bonanza para todos los argentinos y fundamentalmente para todas las provincias.

Rompamos el engaño en el que cayeron nuestros hermanos del interior que se enfrentan con la gran Provincia argentina, Buenos Aires, en lugar de enfrentarse con el absurdo poder nacido en la alianza entre la burocracia central del gobierno nacional y las provincias que viven de la renta nacional y expulsan a sus habitantes a los conurbanos de las grandes ciudades.

Bonaerenses votemos y elijamos a nuestros dirigentes municipales que se comprometan con nuestras comunidades. De ello dependerá nuestro futuro.

*Imagen ilustrativa. Extracto.

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