ARGENTINA

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La administración bonaerense dispuso que, a partir del 1° de noviembre, 700.000 contribuyentes inscriptos en Ingresos Brutos comenzarán a sufrir retenciones cada vez que reciban dinero en sus billeteras virtuales. La decisión de Axel Kicillof, implementada a través de ARBA, replica el esquema ya vigente en las cuentas bancarias y se enmarca en la adhesión de la provincia al Sistema Informático de Recaudación y Control de Acreditaciones en Cuentas de Pago (SIRCUPA), al que también se sumaron otros 19 distritos.
El nuevo esquema impositivo alcanzará a personas físicas y jurídicas que declaran mes a mes o tributan bajo el Convenio Multilateral. Por el contrario, los 1,3 millones de monotributistas adheridos al Régimen Simplificado de Ingresos Brutos quedarán exceptuados. En total, en la provincia hay 2 millones de contribuyentes, por lo que el impacto recae directamente en poco más de un tercio de ellos.
El sistema es sencillo en su lógica y lapidario en sus efectos: quien hoy recibe retenciones por Ingresos Brutos a través de su CBU en cuentas bancarias mediante el SIRCREB, también será alcanzado cuando reciba transferencias en cuentas virtuales (CVU) bajo el SIRCUPA. En la práctica, significa que desde noviembre un comerciante o cuentapropista que cobre a sus clientes con Mercado Pago, Personal Pay, Prex, Lemon, Claro Pay u otras apps tendrá las mismas retenciones que ya sufre si utiliza un banco.
La medida genera alarma entre tributaristas, que coinciden en que muchos comercios volverán a la operatoria del «solo efectivo», o bien aplicarán recargos al consumidor por pagos digitales. La confusión se agrava porque el sistema no discrimina con precisión entre cobros comerciales y transferencias personales, lo que abre la puerta a que familiares o amigos que envíen dinero a un contribuyente inscripto también vean cómo se les descuenta el tributo.
Aunque la normativa contempla algunas excepciones ─como planes sociales, intereses de cuentas remuneradas, indemnizaciones, seguros, reintegros por promociones o préstamos─, la percepción es generalizada.
El impuesto provincial de Ingresos Brutos es ampliamente criticado por su carácter «en cascada», ya que se aplica en cada etapa de la cadena de comercialización. En la provincia de Buenos Aires llega al 5% en algunas actividades, una presión que desalienta la formalidad y recarga costos en toda la economía. A esto se suma la retención anticipada: si bien se descuenta en la declaración jurada mensual, la realidad es que miles de contribuyentes acumulan saldos millonarios a favor que nunca logran recuperar, licuados por la inflación. En la práctica, lo retenido se convierte en un pago definitivo encubierto.
Frente a las críticas, el director ejecutivo de ARBA, Cristian Girard, negó que se trate de un nuevo tributo:
«En la provincia de Buenos Aires no hay ningún impuesto nuevo ni se subió ningún tributo existente. A nadie que use Mercado Pago para transferir plata a su hijo, a un amigo o a la abuela para comprar remedios, ARBA le va a sacar nada. Solamente los y las contribuyentes de Ingresos Brutos inscriptos en la provincia y que vendan bienes o servicios tendrán percepciones cuando reciban pagos por billeteras virtuales, igual que si fuese en una cuenta bancaria», aseguró.
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