INTERNACIONAL

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El partido gobernante de Moldavia, el europeísta Partido de Acción y Solidaridad (PAS), se impuso a la oposición prorrusa en las elecciones parlamentarias de este domingo (28.09.2025), de acuerdo con los datos proporcionados por la autoridad electoral. Las votaciones son consideradas determinantes para el futuro del país por la presidenta Maia Sandu.
Con el 90 por ciento de los votos escrutados, PAS suma el 45,7 por ciento de las preferencias, mientras que el prorruso Bloque Patriótico, que busca alejar al país de sus vínculos con Bruselas y devolverlo a la órbita de Moscú, alcanzaba el 27,2 por ciento de los sufragios. Sandu impulsó un mayor acercamiento a Europa tras la invasión rusa a gran escala contra Ucrania.
Durante la jornada hubo recriminaciones de lado y lado en la pequeña nación de Europa del Este que ha oscilado entre la influencia europea y la rusa. Funcionarios gubernamentales advirtieron sobre intentos por interrumpir la votación, incluyendo ciberataques contra la infraestructura electoral y falsas amenazadas de bomba durante todo el día, especialmente en locales de votación en el extranjero.
«Moldavia, lo has vuelto a hacer. Ningún intento de sembrar el miedo ni la división podrá quebrantar tu determinación», afirma la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Aumenta participación
La Comisión Electoral informó de una participación del 51,9 por ciento, superior al 48,41 por ciento de las parlamentarias de 2021. Esto implica que 1,59 millones se personas acudieron a las urnas, incluidos 264 000 moldavos que viven en el extranjero. La numerosa diáspora, que tiende a favorecer la integración europea, podría influir en los resultados de las elecciones.
Mantener su mayoría en la cámara con 101 escaños permitiría al PAS seguir impulsado su objetivo de unirse a la Unión Europea en 2030 y sacar a Moldavia de la órbita rusa. Si no consigue la mayoría, podría intentar formar una coalición con partidos proeuropeos más pequeños, aunque analistas ven esa posibilidad como algo más compleja, y temen que surjan dificultades en el camino hacia la integración a la Unión Europea.
Para poder formar Gobierno, la presidenta Sandu debe nombrar a un primer ministro que debe contar con la venia del Parlamento, de ahí la importancia de conformar alianzas estables.
Poco antes de las elecciones parlamentarias, las encuestas apuntan a una reñida contienda entre el Partido proeuropeo Acción y Solidaridad (PAS) de la presidenta, Maia Sandu, y los partidos prorrusos.
En el centro de Chisináu, capital de la República de Moldavia, los trabajadores de campaña del partido de la presidenta compiten por cada voto. Cristian, de 35 años, tiene claro que el futuro debe estar en la Unión Europea: «La Unión Europea aumenta los salarios en nuestro país. Nos permite ser más independientes e implementar diversos proyectos, como la digitalización».
A pocos metros, Vitalie (50) se acerca a los transeúntes tratando de convencer a los transeúntes de que voten por el partido del controvertido empresario Renato Usatii, «Nuestro Partido» (PN). Para él, «este supuesto sueño europeo es una gran mentira. La UE no estará lista para aceptar a la República de Moldavia, ni en dos, tres, cuatro ni diez años. Deberíamos analizarlo con atención y no escuchar las mentiras ni las promesas europeas», señala.
Televisión y TikTok
Los anuncios de los partidos se emiten continuamente por televisión. Los políticos intentan llegar a los votantes más jóvenes en TikTok. La presidenta Sandu dijo que estas elecciones «son las más importantes de la historia del país».
Poco después de la invasión de Ucrania en 2022, el pequeño Estado entre Rumania y Ucrania solicitó unirse a la Unión Europea y obtuvo la condición de candidato poco después, en junio de 2022. El objetivo del gobierno actual es la adhesión a la UE para 2030, para gran consternación de Rusia, que desde hace tiempo ejerce una gran influencia económica y política en el país.
La estudiante Alina, de 26 años, dijo a DW teme que la UE se aleje si los partidos prorrusos ganan en el Parlamento, y que el apoyo financiero de la UE termine. En 2025, la UE decidió conceder a Moldavia 1.900 millones de euros en préstamos y subvenciones hasta 2027. Alina está preocupada, sobre todo, por la reacción de Rusia: «Chisináu es pequeña, y Moldavia tampoco es especialmente grande; no se necesitaría un ejército enorme para tomar el control de nuestro país».
Guerra en el país vecino
La frontera con Ucrania se encuentra a poco más de 50 kilómetros de Chisináu. Desde la invasión rusa a gran escala, en febrero de 2022, más de 1,3 millones de personas han huido de Ucrania a Moldavia. Alrededor de 100.000 de ellas se han quedado, lo que supone una carga económica para el país de 2,4 millones de habitantes.
Pero la guerra en Ucrania también supone una tensión psicológica. Los drones rusos suelen estrellarse en territorio moldavo. «La guerra se siente cercana» Rusia, afirmó Michelle, de 22 años, gerente de ventas.
De hecho, en Moldavia ya hay unos 1.500 soldados rusos estacionados en Transnistria, una zona separatista que existe como Estado de facto desde 1990, con su propio ejército, moneda y gobierno. La región depende económica y militarmente de Rusia, y las autoridades ya solicitaron su adhesión a la Federación Rusa.
Anastasia Nani trabaja para el Centrul Pentru Jurnalism Independent. La organización ha monitoreado de cerca las redes sociales en los últimos años e identificado una enorme influencia rusa. Una de las narrativas más comunes: «La OTAN y Ucrania quieren arrastrarnos a la guerra, y nuestros hombres deben ir al frente». Rusia, afirmó, está intentando socavar la confianza del pueblo moldavo en las elecciones y el Estado de derecho.
Como en toda Europa, la inflación es uno de los problemas más acuciantes en Moldavia. Cuando Rusia atacó Ucrania en 2022, la inflación en Moldavia se disparó a casi el 29 por ciento. Ahora ha bajado al 7,3 por ciento, muy por encima de la media de la UE.
Además, el aumento de precios se siente en todas las clases sociales, pero afecta sobre todo a quienes ya tenían poco antes de la guerra en su país vecino, como los jubilados. Casi un tercio de los moldavos vive por debajo del umbral de la pobreza, especialmente en las zonas rurales.
Otro problema es que el precio de los alquileres y las viviendas han subido mucho este año. «Tengo 26 años y me gustaría comprar un apartamento en el futuro», dijo Alina. «¿Pero cómo? Están carísimos ahora mismo. Es una locura», criticó. La esperanza de Alina y la de la mayoría de los moldavos es poner fin a la espiral de precios.
El domingo se verá qué partido político creen los votantes que puede lograrlo.
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