Taiwán socio confiable para Europa

INTERNACIONAL

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Taiwán produce gran cantidad de semiconductores avanzados / Foto: Sandia Labs

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Taiwán está lista para ser un «socio confiable de Europa» y, mediante la cooperación con sus aliados democráticos, «reconstruir las cadenas de suministro globales para traer prosperidad económica», aseguró el lunes (29.09.2025) el canciller taiwanés Lin Chia-lung, durante una visita a Polonia.

En su intervención en el Foro de Seguridad de Varsovia, Lin aseguró que, dada su capacidad en semiconductores avanzados e industrias electrónicas, Taiwán está preparada para «ayudar a los líderes industriales europeos a fortalecerse aún más y convertirse en campeones de sus respectivos sectores».

En este contexto, instó a los países de la región a «profundizar sus inversiones» en la isla y a «promover políticas más pragmáticas y visionarias que den la bienvenida a un mayor número de empresas taiwanesas en el continente».

«Reforzar la cooperación entre Taiwán y Europa puede favorecer un ecosistema tecnológico resiliente y diverso, contribuyendo así al objetivo europeo de «reindustrialización», lo cual es esencial para el «plan de rearmamento europeo»», dijo Lin, en declaraciones recogidas por la Cancillería de Taiwán.

Cooperación por la seguridad

Subrayó que, ante la «alianza de regímenes autoritarios» y los nuevos retos en materia de seguridad, Taipéi busca trabajar con sus socios para «construir una cadena de suministro no dependiente de China», con el fin de salvaguardar la «supervivencia» de sus respectivas industrias y la «continuidad de la democracia».

«La seguridad de Europa y la de Taiwán están estrechamente vinculadas: este es el momento de que ambos se mantengan unidos», aseveró el canciller.

Lin, que viajó a Polonia el pasado 27 de septiembre para una visita de la que no se han difundido detalles, ya había estado en Europa a mediados de este mismo mes, en el marco de una gira que lo llevó por República Checa, Italia y Austria.

El único Estado europeo que mantiene lazos oficiales con Taipéi es la Ciudad del Vaticano, pero muchos países de Europa Central y del Este han estrechado sus vínculos con la isla en los últimos años, especialmente a raíz de la invasión rusa a Ucrania.

Con estas dos nuevas siglas, EMPA y MGA, Bruselas cerró esta semana (1-5 de septiembre de 2025) una etapa más en el camino hacia los acuerdos con los países del Mercosur (EU-Mercosur Partnership Agreement) y México (EU-Mexico Modernised Global Agreement).

Cambios comerciales

El revuelo que sigue causando el trato comercial con el gigante del sur deja en la sombra los cambios en la modernización del acuerdo con México. Si todo sale como se prevé, antes del final de 2025 podrían entrar en vigor.

Dejando los detalles más o menos polémicos de cada uno de ellos, en las instituciones europeas se resalta de ambos el incierto momento geopolítico en que están siendo concluidos. Así mismo, en oposición a la guerra de aranceles lanzada desde Washington por el presidente Donald Trump, la Unión Europea resalta las bondades de esta apuesta común por un comercio basado en normas y se ve a sí misma como «un socio confiable». ¿Confiable con respecto a quién?

El confiable socio europeo

«Con respecto a Estados Unidos, que impone aranceles a todo el mundo. Nosotros aportamos estabilidad y confiabilidad en nuestros acuerdos comerciales», responde a DW Javi López, vicepresidente del Parlamento Europeo y ponente permanente para México.

Por otro lado, enfocándose en el acuerdo con los países del Mercosur, Andrés Malamud, autor de un estudio sobre su importancia geopolítica, responde a DW: «Con este acuerdo, la UE confirma que es un socio confiable consigo misma. Después de negociarlo 25 años, si no lo ratificara, demostraría lo contrario». Malamud, politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa, se refiere a la contracorriente que aún tiene que remontar el acuerdo que creará el mercado común más grande del mundo.

Oposición y decepción al interior

Se trata de la oposición de algunos países europeos que se hace eco, sobre todo, de los temores de sus agricultores. También de las corrientes políticas que ponen el cuidado del medio ambiente en lo más alto de la agenda internacional.

En la base, está el incremento de las exportaciones de productos agrícolas y ganaderos que impactarían más aún el medio ambiente por la ampliación de las fronteras agroforestales. También el incremento en la explotación de materias primas críticas que Europa necesita para su transición energética.

«Con la inclusión en el nuevo texto del Acuerdo de París sobre cambio climático como «cláusula de elemento esencial», la desconfianza respecto del Mercosur pierde sentido», afirma Andrés Malamud. Es decir, ambos bloques se comprometen con objetivos medioambientales internacionales.

Se trata, concretamente, de la directiva sobre debida diligencia (respeto a derechos humanos y sociales) que ha sido vaciada de contenido por los Gobiernos europeos en aras de la desburocratización, la simplificación y la competitividad. También de las regulaciones antideforestación, a las que se negaban los países del Mercosur y que se pospuso por pedido de los socios comerciales.

¿Entonces? «Si la que incumple es la UE, es a ella a quien deben responsabilizar sus ciudadanos», responde Malamud. «Esos temas se tienen que solucionar dentro de cada bloque», añade.

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