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Sébastien Lecornu, el primer ministro de Francia que renunció el lunes, 6 de octubre de 2025, poco después de presentar su Gabinete de ministros, es el encargado de Macron para explorar las posibilidades de un acuerdo que evite elecciones anticipadas. La prórroga se agota hoy miércoles, 8 de octubre.
Ayer, Lecornu recibió a los componentes de la coalición macronista, con quienes acordó centrar las negociaciones en el presupuesto y en el futuro inmediato de Nueva Caledonia, que aguarda una ley para mantenerse en Francia. Posteriormente negoció con la derecha moderada, cuyo presidente, Bruno Retailleau, que también es el ministro del Interior en funciones, alejó las opciones de mantenerse en el Ejecutivo.
El primer ministro tiene programadas en su agenda reuniones con los socialistas, comunistas y ecologistas, claves para lograr un acuerdo que otorgue estabilidad al país. «Quiero conocer las concesiones que pueden hacer, porque ellos también quieren que haya un presupuesto antes del 31 de diciembre. Estamos en una situación grave, es un momento de responsabilidad», dijo el primer ministro en una corta intervención en la sede del Ejecutivo.
Déficit y estabilidad
Lecornu ha dado pocos detalles sobre el contenido de las negociaciones, pero aseguró que todos los grupos políticos están de acuerdo en la necesidad de reducir el déficit del país y dejarlo entre el 4,7 y el 5 por ciento, para cumplir los compromisos de Francia con la Unión Europea y no agravar el pago de intereses de la deuda.
El primer ministro señaló que Francia necesita estabilidad en un momento geopolítico importante, por la situación en Oriente Medio y en Ucrania, pero también por el deterioro de la imagen de Francia en el extranjero. «En diferentes capitales desde hace varios días se hacen preguntas», reconoció el jefe del Gobierno. También aseguró que hay «una voluntad de tener para Francia un presupuesto antes del 31 de diciembre», esencial para la estabilidad del país.
«Esta voluntad de crear un movimiento de convergencia aleja las perspectivas de una disolución» de la Asamblea Nacional, aseguró el primer ministro.
La manifestación se parecía, como a menudo en Francia, a una fiesta callejera. Grandes globos se elevaban de los camiones sindicales. De los altavoces en los vehículos retumbaba música a todo volumen. A lo largo del recorrido por el este de París, numerosos vendedores ofrecían salchichas y bebidas. Según las autoridades, 55.000 personas participaron en las protestas en París; en toda Francia fueron 500.000. Los sindicatos hablaron de un millón de manifestantes en el país. Pero la protesta festiva expresaba una creciente ira de los franceses hacia sus políticos, sobre todo hacia el presidente Emmanuel Macron.
Según encuestas, solo el 17% de los franceses tiene una opinión positiva de él, un mínimo histórico. Que aumente la presión sobre Macron tiene repercusiones a nivel internacional.
Enfadada por la situación política estaba también Carine Torset, que el jueves (18.09.2025) por la tarde marchó por París junto a unos 50 compañeros que trabajan en la industria de los videojuegos. «Es la primera vez que participamos como grupo en una manifestación», dijo a DW la sindicalista de 33 años, miembro de la CGT.
Torset se refirió a un «shock» y a «cierta resignación»: lo que sintió cuando el ahora ex primer ministro François Bayrou anunció, a mediados de julio, cómo pensaba ahorrar unos 44.000 millones de euros el próximo año y reducir el déficit presupuestario de Francia al 4,6% del PIB.
Los anuncios llevaron a los sindicatos franceses a convocar la jornada de protestas en septiembre. Especialmente porque Bayrou quería eliminar dos días festivos, imponer recortes en el sector sanitario y reformar el seguro de desempleo.
Que el primer ministro haya fracasado, recientemente, ante un voto de confianza en el Parlamento, y que el presidente Macron lo reemplazara por su hombre de confianza Sébastien Lecornu, hasta entonces ministro de Defensa, cambia poco para Torset. «Lecornu es aún peor que Bayrou, y seguro querrá aplicar medidas de austeridad más duras», subraya. «Necesitamos por fin un primer ministro de izquierda que haga algo por los trabajadores de bajos ingresos y grave a los ricos».
El caos francés repercute en la UE
Lecornu ha anulado, entretanto, la supresión de días festivos, pero todavía no ha presentado su proyecto presupuestario. Debe entregarlo al Parlamento a comienzos de octubre. Actualmente, negocia los planes con las distintas fracciones, donde no tiene mayoría y depende de un frágil gobierno minoritario conservador de centroderecha. Los antiguos ministros siguen trabajando como gobierno de transición.
Eso repercute en el llamado motor franco-alemán, que en la Unión Europea (UE) se considera decisivo, explica Paul Maurice, secretario general del Comité de Estudios de las Relaciones Franco-Alemanas (Cerfa) en el think tank parisino Ifri. «El trabajo en los numerosos niveles administrativos de comités bilaterales continúa, pero, según una norma de 2024, los ministros de transición en Francia solo pueden tomar decisiones si son absolutamente necesarias, por ejemplo en una crisis financiera», señaló el experto en conversación con DW. «Además, se necesita dinero para impulsar proyectos, como inversiones en defensa, que es una de las prioridades a nivel europeo».
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