ARGENTINA

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El enorme triunfo de La Libertad Avanza, el partido del presidente argentino Javier Milei, en las elecciones legislativas del domingo 26 de octubre provocó una serie de saludos de líderes internacionales, que celebraron el resultado y el respaldo de los argentinos al al programa de reformas del Gobierno.
La Libertad Avanza alcanzó aproximadamente el 40,6% de los votos nacionales, según los datos oficiales. Esto representa un salto significativo para el bloque oficialistas, que dispone ahora de una base más grande para impulsar su agenda parlamentaria. Por el contrario, la totalidad de las fuerzas peronistas solo llegaron a un 31,7% de los votos.
El presidente estadounidense Donald Trump y figura clave en la antesala de los comicios argentinos emitió un mensaje de felicitación donde sostuvo que Milei había logrado una «gran victoria», y que contaba con el respaldo de EE. UU. para sus reformas. Además, el líder republicano afirmó que «no solo ganó, sino que ganó por mucho».
Por otro lado, Giorgia Meloni, la primer ministro italiana publicó en su cuenta de X una imagen junto a Milei acompañada del mensaje: «¡Felicidades, amigo mío!». Esta felicitación personal al presidente argentino se da en el marco de la afinidad ideológica entre ambos gobiernos.
Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, felicitó a Milei y lo definió como un «verdadero patriota» con quien compartía «un profundo respeto por la libertad y la soberanía»: «Esperamos continuar nuestra sólida alianza con un verdadero patriota».
A través de un mensaje publicado en su cuenta oficial de X, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresó: «Mi querido amigo presidente Javier Milei, Sara y yo, y el Estado de Israel le enviamos a usted y al pueblo argentino nuestras más cálidas felicitaciones por su extraordinaria victoria en las elecciones de ayer».
Finalmente, Santiago Abascal, el líder del partido derechista español VOX, agradeció y celebró la victoria de Milei como un triunfo que «demuestra el amplio respaldo del pueblo argentino a tus políticas frente al globalismo, la mentira y la izquierda criminal».
El contundente resultado de La Libertad Avanza, unos 40,6% de los votos, y la diferencia con el peronismo, constituye un respaldo parlamentario inédito que Milei había buscado para consolidar sus reformas estructurales.
Ni una hora después de conocerse los primeros números, el peronismo bonaerense entró en combustión. La Cámpora, los intendentes y Axel Kicillof comenzaron a cruzarse tanto en público como en privado, buscando responsables por la derrota de Fuerza Patria en la totalidad del país, pero sobre todo en su propio bastión electoral: la Provincia de Buenos Aires.
La primera en lanzar la piedra fue Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y figura de La Cámpora. En redes sociales escribió: «El conurbano va a salvar a la patria y Cristina tenía razón». Un mensaje directo al gobernador, que había desdoblado la elección pese a las advertencias de Cristina Kirchner.
En el búnker del hotel Grand Brizo, Kicillof encabezó el acto de cierre con rostro desencajado. Según informaron distintos medios: los presentes destacaron que el clima era de desconcierto y reproche. Estaban Sergio Massa, Juan Grabois y Máximo Kirchner, pero el gobernador fue el único orador.
Intentó disimular el golpe con una frase ambigua: «Los resultados son muy ajustados, apenas medio punto en contra» dijo, intentando desviar la atención de la remontada histórica que tuvo La Libertad Avanza en PBA, que no solo acortó la distancia porcentual sino que pudo revertir la derrota. Detrás suyo, Máximo lo miraba serio, sin aplaudir. La victoria de LLA en Buenos Aires ─la provincia que durante 20 años fue la trinchera del kirchnerismo─ cayó como un baldazo de agua fría.
En las últimas semanas, varios alcaldes habían mantenido reuniones reservadas con el gobernador─ entre ellos, Federico Otermin (Lomas), Federico Achával (Pilar) y Nicolás Mantegazza (San Vicente)─. El grupo se propone disputar la conducción del PJ bonaerense y construir una alternativa al eje Kicillof-La Cámpora.
Las migajas de poder en ruinas
Tras la caída de Fuerza Patria, el kirchnerismo quedó reducido a un campo minado de egos heridos que discute por atribuirse la derrota. La Cámpora busca despegarse del fracaso, Kicillof intenta conservar protagonismo y los intendentes avanzan como nuevos actores en el juego.
La interna es ridícula, las diferencias están poco claras. La disputa, en el fondo, es por el poco poder que les queda tras perder el último rincón en el que el kirchnerismo aseguraba su refugio. Nadie quiere hacerse cargo de una derrota que los deja fuera de juego, habiendo perdido la batalla incluso al interior de la emblemática provincia de Buenos Aires.
En las próximas horas, se esperan nuevos cruces. Los camporistas culpan al gobernador por el desdoblamiento, los intendentes reclaman mayor peso y los massistas observan desde afuera, calculando si conviene romper o negociar.
Lo cierto es que, después de tal derrota, el kirchnerismo enfrenta su peor crisis en dos décadas. Lo que antes era un ejército disciplinado hoy se convirtió en una jauría desorientada, con un liderazgo vacío y sin un rumbo de propuestas.
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