INTERNACIONAL

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La Asamblea General de la ONU adoptó el miércoles (29.10.2025) por una amplia mayoría una nueva resolución que reclama el final del embargo estadounidense contra Cuba, pero el tradicional respaldo a La Habana se vio erosionado por una ofensiva diplomática de Washington. Estados Unidos desplegó una agresiva campaña que vinculó a mercenarios cubanos con el ejército ruso en la guerra de Ucrania.
La resolución que desde 1992 pide el levantamiento del embargo económico, comercial y financiero recibió 165 votos a favor, 7 en contra (entre ellos Estados Unidos, Israel, Ucrania, Argentina y Paraguay) y 12 abstenciones. Aunque Cuba mantuvo la mayoría, se trata de la votación más baja a su favor en al menos una década.
La resolución de la ONU no solo condena el bloqueo económico que desde 1960 Estados Unidos impone a Cuba, sino que también pide a Washington levantar todo el entramado de leyes que prohíben, por ejemplo, que la isla caribeña pueda comprar productos extranjeros con dólares.
Menos apoyo
En 2024, la resolución había recibido 187 votos a favor, dos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia). Este año, además del voto negativo de Argentina y Paraguay, hubo dos abstenciones en América Latina: Costa Rica y Ecuador. Estados Unidos logró también la abstención de varios países del este de Europa, como Polonia, República Checa, Estonia, Lituania y Letonia, que acusan a Cuba de apoyar a Rusia.
En enero de 2021, en el crepúsculo del primer mandato de Donald Trump, Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista de países patrocinadores del terrorismo, lo que derivó en una fuerte intensificación del bloqueo. El demócrata Joe Biden, sucesor de Trump, mantuvo esa designación durante sus cuatro años de mandato. Solo una semana antes de abandonar la Casa Blanca, y previo al regreso de Trump, Biden retiró a Cuba de esta lista. Sin embargo, el gesto duró apenas unos días: los que tardó el republicano en revertir la decisión de su antecesor.
Rusia se apresta a inaugurar un monumento a Fidel Castro, el 22 de noviembre. Y, para la ocasión, se espera la visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel. Pero no se trata solo de inaugurar monumentos, sino de profundizar los vínculos bilaterales, que cobran especial importancia para Moscú en medio de la guerra contra Ucrania. «Los rusos están muy aislados en el mundo. Los únicos que los apoyan son los sirios, los bielorrusos, los norcoreanos y los eritreos. En la última votación, los cubanos y nicaragüenses también. Así que Moscú se siente acorralado y quiere fortalecer sus apoyos con los pocos países que más o menos están apoyando su agresión», dice a DW Laurence Whitehead, investigador senior en política latinoamericana de la Universidad de Oxford.
Distinta es la perspectiva de Carlos Alzugaray, exdiplomático cubano. «Para Rusia, hoy en día es importante cualquier país que no se sume a las campañas antirrusas que hay en el mundo», dice, y asegura que «el Gobierno cubano no ha emitido ninguna declaración de apoyo a eso que el presidente Putin llamó operación militar especial». Y sostiene la necesidad de negociar «un acuerdo que tenga en consideración y respete la seguridad de todas las partes involucradas».
Cuba se sumó al rechazo de una resolución de la Asamblea General de la ONU que pide a Rusia pagar reparaciones a Ucrania. Pero se abstuvo cuando se votó una que exigía a Rusia el cese inmediato de hostilidades (marzo) y otra que condena el intento de «anexión ilegal» de territorios ucranianos (octubre).
Los lazos cubano-ucranianos
Esta postura obedece a varias razones. Por un lado, un principio central de la revolución cubana es «la soberanía de todos los países frente a países imperialistas», explica el académico de Oxford. También inciden los vínculos cubano-ucranianos. «Recientemente, Ucrania acreditó un embajador aquí, en La Habana, y hubo consultas políticas virtuales entre las cancillerías ucraniana y cubana» apunta Alzugaray y subraya: «No hay ningún prejuicio antiucraniano, todo lo contrario, ha habido solidaridad con Ucrania, muchos cubanos estudiaron en Ucrania, hay matrimonios ucraniano-cubano, como también hay muchos que estudiaron en Rusia. Es algo muy doloroso».
Whitehead considera que es una situación «muy incómoda para el régimen cubano. Muchos en el Gobierno, incluso ven con admiración la resolución de los ucranianos para defender su soberanía y su eficacia en la lucha militar». Pero estima que, por otra parte, muchos piensan que, si el Kremlin es derrotado, «las fuerzas más derechistas de Occidente ─en Miami, por ejemplo─, incluso podrían aprovechar una victoria contra Rusia para aumentar todavía más su presión tanto contra Cuba como contra Nicaragua y, teóricamente, contra Venezuela».
Los resabios de la «Guerra Fría»
En Estados Unidos hay pareceres divididos en cuanto a cómo actuar con respecto a Cuba. «Hay gente en el Gobierno de Joe Biden que quiere separar a Cuba de Rusia, que quiere reducir la tensión», indica el académico británico. Pero considera que el tema no tiene prioridad, sobre todo ahora que los republicanos ganaron las elecciones de mitad de mandato en Florida, bastión del exilio cubano.
También el exdiplomático cubano cree que «hay gente en el Gobierno estadounidense y en la clase dirigente que vería con buenos ojos volver al camino de Obama». Observa algunas leves señales positivas, como la reanudación de las conversaciones sobre el tema de las migraciones. Pero apunta que se requerirían pasos importantes, como retirar a Cuba de la lista de países que promueven el terrorismo, donde volvió a incluirla Donald Trump al término de su mandato, y lamenta que «lo que ha primado en la relación entre Cuba y Estados Unidos, con el correr de los años, ha sido esta Guerra Fría».
Su mayor expresión es el embargo aplicado desde hace décadas contra la isla. El 3 de noviembre, la Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría una resolución exigiendo su término. Los únicos votos en contra fueron los de Estados Unidos e Israel. En este punto, Washington «está tan aislado en la ONU» como Moscú en lo tocante a Ucrania, hace notar Whitehead, puntualizando que «para La Habana es fundamental mantener esta solidaridad internacional».
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