Presidente de Siria visita Casa Blanca

INTERNACIONAL

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Presidente sirio, Ahmed al Sharaa, en septiembre pasado junto al secretario de Estado, Marco Rubio / Foto: U.S. Department of State

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El presidente sirio Ahmed al Sharaa realizará una visita a Estados Unidos en noviembre, indicó el enviado estadounidense Tom Barrack este sábado (01.11.2025), quien dijo esperar que se una allí a la alianza internacional contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Esta sería de la primera visita del mandatario sirio a la capital estadounidense y la segunda a Estados Unidos, después de su paso en septiembre por la sede de la ONU en Nueva York, donde este antiguo yihadista se convirtió en el primer presidente sirio en décadas en dirigirse a la Asamblea General.

El grupo que dirigía Sharaa, Hayat Tahrir al Sham (HTS), antiguamente afiliado a Al Qaeda, fue retirado de la lista de organizaciones terroristas en julio pasado.

Alianza contra Estado Islámico, mientras Siria busca volver a la escena internacional

El presidente interino, cuyas fuerzas derrocaron a Bashar al Asad en diciembre de 2024, se reunió por primera vez con Donald Trump en mayo pasado en Arabia Saudita, donde el líder estadounidense se comprometió a levantar las sanciones paralizantes impuestas a Siria.

Desde que tomó el poder, Sharaa ha realizado una serie de viajes al extranjero mientras su gobierno de transición busca restablecer los lazos de Siria con las potencias mundiales que habían evitado Damasco durante el régimen de Asad.

Barrack afirmó que Washington pretende que Siria se una a la coalición que lidera desde 2014 para combatir a Estado Islámico, el grupo militante que llegó a controlar alrededor de un tercio de Siria e Irak entre 2014 y 2017. «Estamos intentando que todos se conviertan en socios de esta alianza, lo cual es de suma importancia para ellos», declaró Barrack.

Geir Pedersen, enviado especial de la ONU para Siria, declaró recientemente al periódico Financial Times que el país se encuentra en una situación delicada y corre el riesgo de caer en una situación similar a la de Libia.

El presidente sirio, Ahmed al Sharaa, debe convencer a la población de que «este es un nuevo comienzo» tras la dictadura de Bashar al Asad, afirmó, y «no un nuevo régimen autocrático».

Sin embargo, existen diferencias significativas entre Libia y Siria, dijo a DW Nanar Hawach, analista sénior sobre Siria en el International Crisis Group: «Si bien el país está dividido en esferas de influencia, los actores locales e internacionales en Siria continúan operando en relación con este gobierno central único».

Además, ninguno de los vecinos de Siria ni las potencias con influencia, como Estados Unidos y los países del Golfo, desean un Estado fallido y el caos en sus fronteras, lo cual sería una pesadilla a nivel estratégico, añadió.

Relaciones con los kurdos

Horas antes de que se publicara la advertencia de Pedersen sobre la fragmentación de Siria, un enfrentamiento entre fuerzas gubernamentales y combatientes kurdos en la ciudad norteña de Alepo concluyó con un alto el fuego.

Aunque el acuerdo negociado por Estados Unidos parece mantenerse, los enfrentamientos aún ponen de relieve la creciente tensión entre el mayor grupo étnico minoritario de Siria y el gobierno central en Damasco.

A pesar del muy celebrado acuerdo de marzo entre las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos, y el gobierno de Al Sharaa, el progreso en la integración de las instituciones kurdas en las estructuras del gobierno central se ha estancado. Uno de los principales obstáculos sigue siendo la integración de los cerca de 60.000 efectivos kurdos en el recién fundado Ejército sirio unificado.

Los aproximadamente 2,5 millones de kurdos fueron excluidos de la primera votación parlamentaria de posguerra en Siria, en octubre pasado. Damasco alegó problemas de seguridad y la ausencia de un control central, pero prometió mantener vacantes los escaños asignados en el Parlamento sirio hasta la celebración de elecciones. Lo mismo ocurre con los escaños de la otra minoría excluida, la población drusa de Siria.

Integrar a los kurdos, cuyo territorio abarca aproximadamente el 30 por ciento de Siria, significaría no solo aumentar el territorio bajo control gubernamental, sino también dar acceso a las reservas de petróleo y gas de la región. Estas son clave para la reconstrucción del país, una cuestión urgente tras 14 años de guerra civil. El Banco Mundial estima que los costos de reconstrucción oscilan entre 400.000 millones de dólares y un billón de dólares.

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