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El secretario general de Naciones Unidas, el portugués António Guterres, llamó este martes (04.11.2025) a las partes beligerantes en Sudán a «sentarse ahora mismo a la mesa de negociaciones y poner fin a esta pesadilla de violencia» y advirtió que «la terrible crisis se está descontrolando», luego de que las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) tomaran el control de toda la región de Darfur.
En su intervención en una cumbre de la ONU en Qatar, Guterres lanzó una severa advertencia sobre las denuncias que han surgido contra los paramilitares que, tras 18 meses de asedio, tomaron El Fasher y, con ello, todo Darfur, y pidió un alto al fuego inmediato en el conflicto que, desde hace dos años, se ha convertido en una de las peores crisis humanitarias del mundo.
«Cientos de miles de civiles están atrapados en este asedio», dijo. «La gente está muriendo por malnutrición, enfermedades y la violencia. Hemos escuchado repetidos informes de violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario», apuntó, resaltando que hay «informes creíbles de ejecuciones generalizadas desde que las Fuerzas de Apoyo Rápido entraron en la ciudad».
Crímenes «horrendos»
Funcionarios de la ONU sobre el terreno han advertido sobre el caos desatado en El Fasher, con reportes que hablan de al menos 450 personas muertas en un hospital. Además, hay denuncias de asesinatos por razones étnicas, agresiones sexuales y otra clase de atrocidades, que son negadas por las FAR. Sin embargo, testimonios, videos e imágenes satelitales ofrecen una visión apocalíptica de las consecuencias del ataque de los rebeldes.
«Algo esencial para detener los combates es asegurarnos de que no entren más armas a Sudán», dijo Guterres. «Necesitamos crear mecanismos de rendición de cuentas porque los crímenes que se están cometiendo son horrendos», apuntó. «Debemos detener esta matanza totalmente intolerable», agregó.
La guerra entre el Ejército de Sudán y las FAR comenzó en abril de 2023 por una disputa de poder, y ha causado más de 40.000 muertos, según datos de la ONU, aunque grupos de activistas sostienen que la cifra puede ser varias veces mayor. Los combates, además, han desplazado a más de 14 millones de personas y generado brotes de enfermedades y ampliado la hambruna a dos regiones del país.
Sin apoyo externo, ninguna de las partes en conflicto en Sudán habría podido prolongar la guerra. El país es escenario de una de las peores catástrofes humanitarias del mundo y, más recientemente, de asesinatos en masa y atrocidades contra civiles sudaneses en El Fasher, la capital regional de Darfur.
La guerra estalló en abril de 2023, cuando la milicia local, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) se enfrentaron por la integración de las FAR al ejército regular.
Las organizaciones humanitarias y la ONU estiman que hay unos 140.000 muertos por la guerra. Alrededor de la mitad de los 51 millones de habitantes de Sudán depende de la ayuda humanitaria.
Controvertida agenda de los EAU en Sudán
Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha negado reiteradamente su apoyo a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), calificando dichas acusaciones como una campaña mediática de las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS), y exigiendo una disculpa.
Sin embargo, la ONU y organizaciones de derechos humanos han encontrado con frecuencia pruebas de suministros militares procedentes de EAU. Analistas independientes concluyen que las armas y municiones utilizadas por las FAR eran de origen emiratí.
Hager Ali, investigador del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), comenta: «Sabemos que Emiratos Árabes Unidos ha introducido armas de contrabando directamente a través de la frontera libia hacia Sudán, pero también a través de Chad y Uganda».
Para las RAF, los ricos recursos auríferos de Sudán, que se encuentran principalmente en territorio bajo su control, se han convertido en una moneda clave para comprar armas y evadir sanciones.
«Se puede asumir con seguridad que las armas que se utilizan actualmente en Sudán no provienen sólo de unos pocos proveedores, sino que han sido traficadas en todo el Sahel», añade Ali. El Cuerpo Africano, esto es, la división africana del Grupo Wagner, las habría introducido en el campo de batalla.
Egipto ha sido un apoyo fundamental para las FAS y reconoce al Gobierno de Abdel Fatah al Burhan como la administración oficial sudanesa. Según un análisis del Instituto de la Guerra, un centro de estudios independiente, Egipto también ha entrenado a pilotos de las FAS y les ha proporcionado drones, algo que El Cairo niega. Su objetivo es mantener el conflicto en el lado sudanés de la frontera y poder repatriar a millones de refugiados sudaneses.
Otro aliado de las FAS es Irán, que también ha proporcionado drones. Teherán espera asegurar una base naval en el Mar Rojo, que le permita seguir apoyando a la milicia hutí en Yemen. Se sabe que Sudán se ha convertido en un centro logístico para los hutíes.
Turquía también ha proporcionado drones y misiles a las FAS. El interés de Ankara radica en asegurar su acceso al Mar Rojo. Rusia, en cambio, desempeña un papel relativamente menor en Sudán, según explica a DW Achim Vogt, director para Uganda y Sudán de la Fundación Friedrich Ebert de Alemania. «Tienen intereses económicos en lo que respecta a las exportaciones de oro y al puerto de Puerto Sudán, pero han dejado bastante claro que no tienen ningún interés en interferir en lo que ellos llaman un conflicto interno».
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