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Jeannette Jara y José Antonio Kast competirán por la presidencia de Chile en una segunda vuelta el 14 de diciembre de 2025, luego de que ninguno de los dos obtuviera el 50 por ciento más uno de los votos en la primera vuelta de las elecciones.
Con casi la totalidad de los sufragios escrutados, la exministra de Trabajo del actual Gobierno de Gabriel Boric se impuso con el 26,8 por ciento ─por poco más de 340.000 votos─ al abogado José Antonio Kast, que obtuvo el 23,9 por ciento.
El populista de derechas Franco Parisi dio la sorpresa al quedar en tercera posición, con el 19,5 por ciento de los votos. Sus votantes serán pieza clave en el balotaje.
Jara, victoria agridulce
Pese a ganar la primera vuelta, fue una noche agridulce para Jara, la candidata única del progresismo y la primera militante comunista en representar al sector en unas presidenciales. Su victoria fue más estrecha de lo que pronosticaban los sondeos.
Aunque en la campaña ha intentado desmarcarse de Boric, Jara tiene el desafío de aumentar los apoyos del Gobierno y de revertir el llamado «péndulo chileno», ya que, desde 2006, ningún mandatario le ha entregado la banda presidencial a un sucesor del mismo signo político.
Kast: ¿a la tercera la vencida?
Varias de las últimas encuestas antes de la presidenciales mostraban un bajada considerable en los apoyos de Kast e incluso un empate con otro derechista más radical, el libertario Johannes Kaiser, algo que finalmente no sucedió.
El exdiputado y líder del Partido Republicano, que compite por tercera vez a La Moneda y perdió contra Boric en la segunda vuelta de 2021, hizo una campaña monotemática en torno al aumento de la delincuencia y la migración irregular y evitó hablar en público de sus convicciones ultraconservadoras en materia de libertades individuales, así como de su defensa de la dictadura.
«Luego de seis años de violencia, de ideología, de mediocridad, hoy millones de chilenos han decidido abrazar un proyecto que es la oposición a este Gobierno fracasado», indicó Kast, admirador de Donald Trump y Nayib Bukele.
Chile celebró el domingo, en paralelo, elecciones parlamentarias para renovar la totalidad de la Cámara de Diputados y parte del Senado. En estos comicios, los republicanos de Kast lograron un avance considerable en ambas cámaras, hecho que podría otorgar una amplia gobernabilidad a un eventual gobierno del derechista.
El mandatario más joven que ha tenido Chile, quien fuera líder del movimiento estudiantil de protesta y, como presidente, nunca ha usado corbata, se apresta a entregar la banda presidencial en marzo próximo, después de cuatro años de gobierno.
Fuera de todo pronóstico, el triunfo de Gabriel Boric en 2021 llevó al izquierdista Frente Amplio por primera vez a la Moneda, el palacio de Gobierno chileno, en una administración que sumó al partido comunista. «Marca un hito importante respecto de la renovación de las élites al interior de la política chilena. Es algo atípico, en el sentido de que nuevos sectores entran a conducir el Estado», observa Hugo Jofré, presidente de la Asociación Chilena de Ciencia Política (ACCP), en diálogo con DW.
Para Claudio Fuentes, profesor de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales (UDP), es importante considerar respecto de qué se compara la gestión. En relación con su programa de gobierno, «obviamente no lo cumplió. Ganó una elección en un contexto de estallido social, con un proceso constituyente andando y, por lo tanto, la promesa estaba muy cargada a la izquierda», dice a DW. En su opinión, «es un gobierno con resultados mixtos. Hay aspectos favorables y otros más débiles dentro de su gestión». Actualmente el apoyo ciudadano bordea el 38 %.
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