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El rey Carlos de Gran Bretaña destacó la importancia de la unidad en la diversidad en su mensaje anual de Navidad, el jueves, mientras las guerras y las tensiones presionan a comunidades de todo el mundo.

«Con la gran diversidad de nuestras comunidades, podemos encontrar la fuerza para asegurar que el bien triunfe sobre el mal», declaró Carlos, de 77 años, en su cuarta transmisión anual desde que asumió el trono.

«Al conocer a personas de diferentes credos, me resulta enormemente alentador escuchar cuánto tenemos en común: un anhelo compartido de paz y un profundo respeto por toda la vida».

Carlos habló de «viajar» y de la importancia de mostrar amabilidad a las personas en movimiento, temas que resuenan en un momento de intensa preocupación pública por la migración en todo el mundo.

Su mensaje, pronunciado desde la Abadía de Westminster, donde se ha coronado a los monarcas desde Guillermo el Conquistador en 1066, llegó al final de un año marcado por las tensiones en la familia real.

Tras las palabras del rey, actuó un coro ucraniano, con camisas tradicionales ucranianas bordadas, «vyshyvanka», y el Coro de la Ópera Real de Londres.

Carlos ha expresado con frecuencia su apoyo a Ucrania y recibió al presidente Volodímir Zelenski en el Castillo de Windsor en tres ocasiones tan solo en 2025, la última en octubre.

Aunque la Constitución le exige mantenerse al margen de la política, el rey se ha pronunciado repetidamente sobre las crisis mundiales, expresando su preocupación por el conflicto entre Israel y Gaza y expresando su pesar por la violencia contra las comunidades judías, incluyendo un ataque a una sinagoga en el norte de Inglaterra en octubre y el tiroteo en la playa Bondi de Sídney este mes.

En su transmisión del día de Navidad ─una tradición que se remonta a 1932─, Carlos elogió a los veteranos militares y a los trabajadores humanitarios por su valentía ante la adversidad, afirmando que le infundieron esperanza.

En un discurso repleto de referencias a la historia bíblica de Navidad, también recordó su visita de Estado al Vaticano en octubre, donde él y el Papa León rezaron juntos en el primer culto conjunto de un monarca británico y un pontífice católico desde que Inglaterra se separó de Roma en 1534. El monarca británico es el gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra.

Casi dos años después de revelar un diagnóstico de cáncer no especificado, Carlos anunció este mes que su tratamiento podría reducirse gradualmente el próximo año.

Su nuera, Catalina, Princesa de Gales, anunció en enero que se encontraba en remisión tras completar la quimioterapia el septiembre anterior, una revelación poco común para una familia que tradicionalmente protege su privacidad.

La salud no fue el único desafío para la monarquía.

Carlos despojó a su hermano menor Andrés de sus títulos de duque de York y príncipe tras un nuevo escrutinio sobre sus vínculos con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.

Pero ese año también trajo consigo un inusual momento de reconciliación cuando el hijo menor de Carlos, el príncipe Harry, se reunió con su padre para tomar el té en septiembre, su primer encuentro en poco menos de dos años.

Harry, quien reside en Estados Unidos, expresó posteriormente su deseo de sanar, calificando la vida de «preciosa» y reconociendo el tiempo limitado para recomponer los lazos.

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