OPINIÓN

Por Diana Mondino, economista. Especial para lacity.com.ar
El Presupuesto Nacional 2019 debe analizarse no sólo por cómo se asigna cada partida, sino qué pasa si hay necesidad de cambios, por ejemplo, porque las variables económicas consideradas (crecimiento de la economía, inflación, tipo de cambio, tasa de interés) resultan diferentes a las estimadas. En esos casos el poder Ejecutivo tiene la capacidad de reasignar partidas, lo que por definición será “sin considerar el presupuesto”. Con la asignación actual de partidas todas las áreas de gobierno reciben fuertes incrementos de fondos en términos nominales. Es evidente que la eficiencia del gasto deberá mejorar y mucho, pero al menos ya hay asignaciones claras.
Asimismo, si las proyecciones no se cumplen veremos la verdadera convicción de reducir el déficit que manifieste el Gobierno. Tenemos una eterna discusión política sobre la causalidad: porque hay déficit hay crisis o porque hay crisis hay déficit? Solamente podremos resolverlo si logramos asignar el gasto correctamente. El presupuesto es un primer pasito que sienta prioridades.
Un punto a destacar es que hasta diciembre 2015 primó una enorme discrecionalidad ya que los ingresos nacionales superaban ampliamente el presupuesto y se podían asignar a las provincias a voluntad del PE. Con los cambios en coparticipación y algunos impuestos los fondos a recibir por las provincias son mucho mayores. Hoy reciben una proporción de los impuestos extraordinariamente mayor que hace 3 años. Comencemos entonces a mirar los presupuestos de las provincias, que son quienes tienen las obligaciones fundamentales de educación, seguridad, salud y justicia. En esa cancha corren los pingos de la racionalidad y eficiencia.
