INTERNACIONAL

Con un lento crecimiento en los últimos meses que se traduce en las ganancias más decepcionantes en años, las acciones de las empresas europeas se exponen a bache serio en su actividad si se intensifica la guerra comercial chino-estadounidense después de la cena del presidente Donald Trump y el G20 de Xi Jinping el sábado.
La actual disputa arancelaria ya ha hecho que estornude la economía china y ha provocado un resfriado en algunas de las compañías más emblemáticas de Europa debido a su fuerte exposición a la segunda mayor economía del mundo.
El lastre chino continuará previsiblemente, incluso en el caso de que las reuniones de Trump y Xi Jinping terminen cordialmente. Si las relaciones entre las superpotencias económicas se deterioran más aún, el impacto en muchas de las grandes empresas europeas podría ser profundo.
Prestigiosos fabricantes de automóviles alemanes como BMW o casas de lujo francesas como Hermès ya han sido señaladas como víctimas colaterales de las políticas comerciales del Gobierno de Trump tras las fuertes caídas en sus cotizaciones este año.
Teniendo en cuenta que alrededor del seis por ciento (80.000 millones de euros) de los ingresos de sus valores proceden de China, el índice alemán DAX sirve habitualmente de barómetro para apostar sobre la evolución de la guerra comercial. Con una caída del 12,5 por ciento en lo que va del año, su rumbo ha sido peor que el del índice de grandes valores europeos STOXX 600, menos expuesto al gigante asiático.
BMW obtendrá el 18 por ciento de sus ingresos de 2018 de la segunda economía más grande del mundo, mientras que el porcentaje en el caso de Volkswagen es del 14 por ciento, según Morgan Stanley.
Y pese a que Alemania, cuyo comercio bilateral con China alcanzó un récord de 188.000 millones de euros el año pasado, es una de las principales inquietudes en las tensiones comerciales, las preocupaciones entre los inversores no se detienen.
