INTERNACIONAL

Lo tiene casi todo para ser una «superpotencia», pero apenas tiene voz en el concierto de las naciones.
Su población es mayor que la de México y Argentina juntos, pero tiene el mayor número de pobres del mundo, según el Banco Mundial.
Tiene la mayor economía de su continente, pero sus niveles de desigualdad están entre los mayores del globo.
Sus reservas de crudo y gas natural son las mayores de su región, pero casi la mitad de la población vive sin luz.
Creó la segunda industria de cine más grande del mundo, pero sus actores y actrices están entre los peor pagados del mercado.
Y ahora, Nigeria se enfrentó a una crucial decisión para decidir su destino.
Más de 84 millones de personas fueron llamadas el sábado a elegir a su nuevo presidente y, aunque el número total de candidatos alcanzó los 70, las alternativas para muchos se redujeron a dos.
Según la mayoría de previsiones, entre el actual mandatario Muhammadu Buhari -quien fuera también gobernante de facto- y su principal rival, el exvicepresidente Atiku Abubakar, se encontraba el nombre que gobernará la nación. Y no se equivocaron.
Según los últimos resultados, Muhammadu Buhari fue reelegido para un segundo término, ganando los comicios por un estrecho margen de menos de 4 millones de votos frente a Atiku Abubakar.
El camino a las elecciones estuvo marcado por la violencia y los retrasos, pero ningún observador independiente mencionó que se produjera un fraude electoral.
La comisión electoral, no obstante, aún debe hacer una declaración oficial y declarar públicamente al ganador.
