España: camino del precipicio

OPINIÓN

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Pedro Sánchez / Foto: La Moncloa – Gobierno de España

Por Norberto Zingoni, escritor, abogado, corresponsal de LaCity.com.ar en Europa.

 

 

 

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Ayer abrió en el Congreso de los Diputados en España el primer día de investidura para elegir al presidente del gobierno por cuatro años. En su afán por el poder Pedro Sánchez intenta formar gobierno con el neo comunismo de Podemos, avalados por los partidos secesionistas catalanes, los descendientes de la ETA (Bildu) y el Partido Nacionalista Vasco. Todos ellos, más temprano que tarde le harán llegar sus exigencias por el apoyo a la investidura. Y esas exigencias pondrán a España al borde del abismo. Y si no hay investidura también se abre una situación de riesgo con nuevas elecciones.

Muchos advertían (y nosotros lo publicamos en LaCity.com.ar) espantados de que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se había alejado de su impecable trayectoria en la Transición y vía el anterior presidente Rodríguez Zapatero y del actual Pedro Sánchez se había convertido en socio de los separatistas catalanes y vascos, de los partidos descendientes de ETA y de los comunistas de Podemos.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), decíamos, ha rifado ─con estos dos «ocurrentes» presidentes» todo el prestigio que había adquirido como un partido socialdemócrata moderno, europeo, nacional cimentado en su participación en la Transición y como orfebre de la incorporación de España a la Unión Europea (Felipe González).

Le esperan momentos muy difíciles a la democracia española. Las exigencias extremistas de los cuatro o cinco ministros que el comunismo de Podemos sentará en el Concejo de Ministros exigirá al equilibrista presidente Sánchez una negociación a cada paso y a cada medida que el gobierno quiera dictar. Aún más: cuando salga la sentencia condenatoria de los dirigentes secesionistas catalanes exigirán un indulto. Ya lo anunciaron. Y adiós gobierno.

Tanto que indulte a los condenados por rebelión como que no. Y ni hablar de todas las medidas intervencionistas en la economía que ya anuncian los nuevos ministros podemitas. Subida de impuestos para una supuesta «acción social», no condena a Venezuela (varios miembros de Podemos cobraron colaboraciones de Venezuela y de Irán), prioridad en la educación en catalán, vasco, etc. En fin, lo típico de un gobierno autoritario.

Los argentinos, luego de padecer el autoritarismo kirchnerista, ya saben de esto, del Estado que quiere dirigir todas las facetas de la vida del ciudadano.

Estas exigencias llevarán detrás la amenaza de retirar el apoyo al gobierno y por ende, por ser éste un sistema parlamentario… ¡otras elecciones generales! ¡Cuatro en cinco años!

Quizá de haber leído el presidente Sánchez (pese a ser poco afecto a las lecturas pero para eso están los asesores) a César Cancino (El fin del Poder) hubiera estado alertado de algo tan cierto: en el siglo XXI el poder es más fácil de adquirir, más difícil de utilizar y más fácil de perder. Lo adquirió fácilmente con una moción de censura contra el inerme Rajoy en una alianza contra natura de un partido constitucionalista y social demócrata con independistas, comunistas y ex Eta. Lo perdió cuando estas fuerzas no le votaron los presupuestos y lo obligaron a convocar elecciones. Y ahora se ve obligado a pactar de nuevo con ellos. Y para no perderlo por segunda vez el gobierno deberá meter más aún la cabecita en la boca del lobo.

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