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El bloque conservador o «principista» ganó la mayoría de las bancas en el parlamento iraní, incluidas las treinta que corresponden a la capital, Teherán, informó el domingo la Comisión Electoral, en unos comicios realizados bajo una fuerte propaganda internacional para desalentar a los electores, que dio resultados concretos por la escasa participación de la población.

En la cabeza de la lista «Coalición de la Unidad», el exalcalde de Teherán, Mohamad Baqer Qalibaf, obtuvo en los comicios del pasado viernes 1.265.287 votos, seguido del segundo del grupo, el exministro de Cultura, Mostafa Mirsalim, con 892.318.

Los conservadores (oficialistas) ganan por amplia mayoría las elecciones al Parlamento iraní, según resultados semioficiales.

De esta forma, los bloques conservadores iraníes habrían conseguido al menos 220 de los 290 escaños del Parlamento nacional, el Majlis, según los datos publicados este domingo por la agencia oficial de noticias Mehr.

Los reformistas, el grupo más grande en el parlamento saliente, han sido los más afectados, al obtener solo 17 escaños en el parlamento.

Los ortodoxos estaban en camino de ocupar alrededor de 200 escaños, incluidos los 30 de la capital, Teherán, anteriormente un bastión de los reformistas que son objeto de persecución permanente por los clérigos que dominan el país.

Esta victoria implica un vuelco total a la representación existente en el actual Parlamento surgido de las legislativas de 2016, cuando fueron los reformistas y moderados los que se hicieron con los 30 escaños de la capital.

Qalibaf, que también fue comandante de la Guardia Revolucionaria y se perfila como el próximo presidente del Parlamento.

Los iraníes acudieron a las urnas en las primeras elecciones generales del país desde que Estados Unidos impuso sanciones tras la retirada del acuerdo nuclear de 2015 y con le repercusión de la muerte del general Qasem Soleimani en un operativo de la fuerza aerea de los EE. UU.

El ayatolá Jamenei aludió a una campaña negativa y masiva de entidades extranjeras para crear una atmósfera malsana antes de las elecciones en Irán que sin duda arrojó frutos teniendo en cuenta que solo acudió a las urnas el 22% de la población, la más baja desde el gobierno de los ayatolá.

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