OPINIÓN

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La economía argentina experimenta una aceleración inflacionaria (6,7% en marzo, 55,1% anual) generada a partir de diferentes factores: entre otros, emisión monetaria vinculada a las elecciones de fines del año pasado, efecto Ucrania (suba de precios internacionales). Pero esta inflación no es aún mayor, como consecuencia de las tarifas «pisadas» (fuertemente subsidiadas), el dólar aún tranquilo por la estacionalidad sojera, y ─además─ debido al incremento de las tasas de interés (aún negativas, en términos reales) recomendado por el FMI.

Más allá de la situación excepcional ─en contexto de guerra─ de los precios de los commodities que la Argentina exporta (i.e. soja superior a 600 dólares por tonelada), y que el año pasado fue excelente para las exportaciones del país (casi récord, cercanas a 80 mil millones de dólares), la escalada inflacionaria y los conflictos de la coalición gobernante acrecientan la incertidumbre política y, en consecuencia, económica. La reacción del gobierno, a partir de la propuesta de un impuesto a la «renta inesperada» (por buenos precios agropecuarios) agita aún más el clima político.
*Martín Simonetta es economista y director ejecutivo de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Elegido «Joven Sobresaliente de la Argentina 2004» (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP 2004) por Junior Chamber International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC). Premiado con el Templeton Freedom Award for Institute Excellence (2004), otorgado por Atlas Economic Research Foundation (2008).
@martinsimonetta www.martinsimonetta.com.ar
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