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Es una explicación que faltaba. Habló Angela Merkel, jefa de gobierno de Alemania durante dieciseis años, y reivindicó su política de relación comercial con el autoritario presidente Vladímir Putin.
La excanciller alemana dijo que «no lamenta para nada» la política energética practicada durante sus mandatos, que ató a su poderoso país a Rusia como su más importantes proveedores de gas.
«En la perspectiva de la época, era muy racional y comprensible proveerse en gas de red, inclusive de Rusia, que era menos caro que el GNL (gas natural licuado) proveniente de otras regiones del mundo», afirmó en una conferencia de prensa en Lisboa.
«Inclusive durante la Guerra Fría, Rusia era un proveedor de energía confiable», agregó la excanciller, que viajó a la capital portuguesa como presidenta del jurado de un premio consagrado a los esfuerzos frente al cambio climático.
«No lamento para nada las decisiones tomadas», subrayó y reiteró que «no ha cambiado de opinión» sobre el abandono de la energía nuclear.
Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero, la ex jefa de gobierno de centroderecha fue acusada de haber incrementado la dependencia de la energía rusa, especialmente promoviendo la construcción del gasoducto Nord Stream 2 pese a las reservas de sus socios europeos y estadounidenses.
Merkel reconoció que la guerra en Ucrania cambió la situación. «Este ataque brutal de Rusia es un cambio, un quiebre. Y el nuevo gobierno debe por supuesto administrar eso y es lo que hace», señaló.
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