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Australia ha reaccionado luego que Estados Unidos anunciara el pasado lunes una coalición militar, integrada también por Reino Unido, Francia, España, Italia, Países Bajos, Canadá, Noruega, Baréin y Seychelles, para garantizar la seguridad y la libertad de navegación en el mar Rojo tras el estallido de la ofensiva de Israel en la Franja de Gaza.
Los hutíes, respaldados por Irán, han lanzado varias andanadas de misiles y drones contra el sur de Israel y también contra buques con la bandera del Estado judío o propiedad de empresas israelíes en el mar Rojo y el estrecho de Bab al Mandeb, lo que ha llevado a diversos grupos de transporte marítimo a suspender sus operaciones.
El ministro de Defensa de Australia, Richard Marles, dijo el jueves en el curso de una entrevista concedida a la cadena de televisión Sky News, que once militares se unirán el próximo mes de enero a otros cinco australianos que se encuentran trabajando en el cuartel general de las Fuerzas Marítimas Combinadas (CFM, en inglés). Pero Australia no enviará «ni un barco ni un avión», declaró Marles.
Sobre la colaboración australiana, el ministro de Defensa remarcó que Estados Unidos es «consciente» de que la contribución del país oceánico «es equitativa, proporcional al lugar que ocupamos en el mundo y al tamaño de nuestra Fuerza de Defensa».
Marles también enfatizó que el «foco estratégico» de Australia es la región del Indopacífico, en donde se mantienen vivas las tensiones en el Mar de China Meridional, el Mar de China Oriental y en el Pacífico, en un contexto de una creciente competencia geopolítica entre Pekín y Washington.
A lo largo de la semana pasada, la mayoría de las navieras más grandes del mundo informaron que evitarán el Mar Rojo y el canal de Suez, después de que rebeldes hutíes lanzaran misiles contra barcos de carga, como reacción a la guerra entre Israel y Hamás.
En lugar de ello, los barcos que viajan del Lejano Oriente a Europa deberán navegar alrededor del continente africano, a través del cabo de Buena Esperanza. Este recorrido, de cerca de 3.500 millas náuticas adicionales, tardará una semana más que la ruta habitual por el canal de Suez.
El canal de Suez conecta el mar Rojo con el Mediterráneo y es la ruta más corta entre Europa y Asia. Normalmente, cerca del 12 por ciento del tráfico marítimo global transita por esta vía.
Según analistas de la industria, la decisión de las navieras está teniendo un impacto inmenso en los costos de los productos importados.
Un viaje de Shanghái a Róterdam a través del cabo de Buena Esperanza costará un millón de dólares adicionales en combustible, explica Peter Sand, analista jefe de la empresa de análisis de mercado Xeneta, en Copenhague.
Asimismo, las primas de seguro han aumentado tras los ataques, y las líneas de transporte de contenedores entre Asia y Europa deberán calcular el costo de tres barcos adicionales para mantener su nivel de servicio, agrega Sand.
Los retrasos en el transporte marítimo también repercutirán en los puertos de contenedores en toda Europa: «Tomemos, como ejemplo, un puerto que normalmente maneja unos 50.000 contenedores por semana. Si, de repente, no llega nada durante una semana, pero la semana siguiente llegan 100.000 contenedores, esto puede provocar problemas de congestión», dice a DW Lars Jenson, CEO de la consultora de la industria marítima Vespucci Maritime.
La actual crisis en el Mar Rojo evoca recuerdos de marzo de 2021, cuando el canal de Suez estuvo bloqueado por seis días después de que encallara el portacontenedores Ever Given. En aquel entonces, el mundo estaba saliendo del confinamiento por la pandemia de COVID-19 que había impactado fuertemente las cadenas de suministro del comercio global.
Afortunadamente, la industria de trasporte marítimo ha aprendido su lección de la crisis de la cadena de suministro post-COVID. Muchas empresas han expandido su flota de buques de carga, por lo que el impacto de una prolongada crisis en el mar Rojo no será tan fuerte como en 2021.
«Esta semana, cada vez más buques de carga están siendo desviados alrededor de África, lo cual parece indicar que las navieras están empezando a perder la esperanza de que esta crisis se pueda resolver pronto», señala Jensen.
Este martes, Estados Unidos anunció una operación multinacional para garantizar la seguridad del comerció marítimo en el mar Rojo. En el marco de esta medida, Gran Bretaña, Bahréin, Canadá, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega, Islas Seychelles y España patrullarán conjuntamente en el sur del mar Rojo y el Golfo de Adén.
No obstante, no está claro si la presencia de estas fuerzas navales será suficiente para poner fin a los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen.
Algunos analistas aseguran que los retrasos de los buques de carga de combustibles fósiles se sentirán primero en Europa, debido al invierno en el hemisferio norte.
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