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*Escrito por Dr. Vasif Huseynov.
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El 5 de diciembre, la Agencia de Noticias Azerbaiyana (APA), mencionando a «fuentes diplomáticas», informó que el ministro de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán rechazó una reunión propuesta por Estados Unidos con su homólogo armenio, en el marco de la 31ª cumbre del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la OSCE en Malta. Según la agencia, el motivo del rechazo por parte de Azerbaiyán estaba relacionado con la «insistencia» del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, para mediar entre los dos ministros del Cáucaso meridional. Citando en general la «política injusta y sesgada» de la administración Biden hacia Azerbaiyán, la fuente diplomática de la agencia afirmó que «por esta razón, Azerbaiyán no quiere que Estados Unidos participe en absoluto en la agenda de paz y no lo considera apropiado».
Esta es la primera vez que Azerbaiyán rechaza la mediación de Estados Unidos en el proceso de paz con Armenia. Anteriormente, Azerbaiyán había participado en reuniones mediadas por EE. UU. que resultaron beneficiosas para el proceso de paz. Esto plantea interrogantes sobre las razones del descontento de Azerbaiyán con la administración Biden y si la próxima presidencia de Trump será una buena noticia para las relaciones entre Estados Unidos y Azerbaiyán.
Azerbaiyán se queja del carácter transaccional de la política exterior estadounidense
Las relaciones entre Bakú y Washington fueron negativamente afectadas por una serie de acontecimientos durante el año pasado. Sin embargo, el restablecimiento de las sanciones conforme a la enmienda 907 de la «Ley de Apoyo a la Libertad» de 1992 por parte de la administración Biden fue quizás el golpe más significativo para las relaciones bilaterales entre las dos partes. Esta enmienda, adoptada el 24 de octubre de 1992, prohíbe a Estados Unidos asistir a Azerbaiyán a menos que Bakú tome «medidas demostrables para poner fin a todos los bloqueos y otros usos agresivos de coerción contra Armenia y Nagorno-Karabaj». Cabe recordar que esta medida legislativa se implementó en el momento en que el territorio de Azerbaiyán estaba siendo atacado por Armenia y posteriormente ocupado, sin embargo los legisladores estadounidenses, bajo la influencia de grupos de presión armenio, castigaron a la víctima de la agresión. Estados Unidos ha concedido exenciones anuales para esta enmienda desde 2002. Ese año, Bakú permitió a Washington utilizar su territorio para abastecer a las tropas estadounidenses en Afganistán.
En noviembre del año pasado, el subsecretario de Estado estadounidense, James O’Brien, anunció que Estados Unidos canceló esta exención como parte de las medidas adoptadas por Estados Unidos contra Azerbaiyán en respuesta a la falta de avances en las conversaciones de paz. Dijo que «no prevemos presentar una exención hasta que veamos una mejora real en la situación».
Influencia de grupos de presión armenio
Esto ocurrió exactamente un año después de que finalizara la operación norteamericana en Afganistán, lo que dejó de manifiesto que Estados Unidos ya no necesitaba la ayuda de Azerbaiyán. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán respondió que «resulta que la parte norteamericana siempre ha considerado el apoyo de Azerbaiyán como algo ocasional, mientras que hay que tener presente que la historia siempre se repite».
En este contexto, no hubo «progreso» en el proceso de paz entre Armenia y Azerbaiyán de manera que se haya cumplido lo que O’Brien describió como una condición para reintroducir las exenciones de la sección 907. Bakú declaró inequívocamente que Azerbaiyán no firmará un acuerdo de paz con Armenia hasta que Ereván elimine de su constitución los reclamos territoriales contra Azerbaiyán. Paralelamente, se escucharon pedidos de más sanciones y presiones contra Azerbaiyán desde múltiples fuentes, en gran medida impulsados por grupos políticos proarmenios.
En julio de este año, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, manifestó su frustración por los desafíos en las relaciones entre Estados Unidos y Azerbaiyán, criticando a la administración Biden por hacer lo que describió como «demandas poco realistas» a Azerbaiyán. Sus comentarios vienen tras una declaración de James O’Brien, quien planteó que Estados Unidos quería que el corredor Zangezur se abriera sin la participación de Rusia, con el objetivo de reducir la dependencia de Asia central con Rusia y China. Azerbaiyán ─tradicionalmente dedicado a mantener una relación equilibrada con las grandes potencias y perseguir el multilateralismo─, duda en participar en tal riesgosa operación. Está claro que lo opuesto ubicaría peligrosamente a Azerbaiyán en una confrontación directa con Rusia y China, amenazando la seguridad del país.
La expectativa con respecto a la próxima presidencia de Trump
Muchos observadores alrededor del mundo están considerando cómo afectará el segundo mandato presidencial de Donald Trump en cuestiones globales de suma importancia. La guerra entre Rusia y Ucrania, la inestabilidad en Medio Oriente, el aumento de la confrontación con China, etc. son algunas cuestiones cuyas decisiones de la nueva administración pueden introducir una nueva dinámica. El presidente electo Trump ha criticado constantemente a la administración Biden por sus fracasos en política exterior. Las relaciones del país con Azerbaiyán y su labor general en el Cáucaso meridional se encuentran entre las áreas en las que la administración Biden no tuvo tanto éxito.
El presidente Aliyev, en su citado discurso de julio en el cual criticó el carácter transaccional de la política exterior estadounidense, sostuvo que su gobierno podría llevarse mejor con los presidentes republicanos. «Por supuesto, si se observa el desarrollo de nuestras relaciones, en particular los aspectos visibles, por supuesto, con la administración republicana, nuestras relaciones siempre han sido mucho más productivas, fructíferas y orientadas a los resultados», afirmó.
Por ende, hay optimismo en Bakú de que la relación entre Estados Unidos y Azerbaiyán volverá a una senda más constructiva y de cooperación bajo la presidencia de Trump. Sin embargo, este optimismo debe moderarse al comprender que el panorama mundial, especialmente en el Cáucaso meridional, es muy volátil y que ni siquiera un cambio en el liderazgo norteamericano puede garantizar una mejora inmediata. No obstante, es un hecho de que la estrecha cooperación entre Bakú y Washington siempre ha sido mutuamente beneficiosa y alineada con los mejores intereses de ambas partes. Por lo tanto, en cualquier caso, tanto Azerbaiyán como Estados Unidos deben aprovechar la oportunidad que presenta la transición de liderazgo en este último país para reconstruir su alianza, basada en intereses mutuos y una diplomacia pragmática.
*Dr. Vasif Huseynov estudió Relaciones Internacionales, Economía Política y Ciencias Políticas en Bakú, Kassel y Göttingen. Su investigación ha sido apoyada por el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Desde 2018, ha sido investigador en el Centro de Estudios Estratégicos y profesor de Política en la Universidad Khazar de Bakú. Es investigador senior del AIR Center, especializado en seguridad internacional en el sur del Cáucaso y profesor adjunto en la universidad Khazar en Bakú, Azerbaiyán.
Otro artículo escrito por Vasif Huseynov: Desarme de separatistas de Karabaj (1.ª parte)
