Mercosur (I) Ahora la hora del mercado

OPINIÓN

XLI Reunión de Ministros de Cultura del MERCOSUR en la Argentina
Foto: Secretaría de Cultura de la Nación

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

El universalismo avanza, las culturas se mezclan, los migrantes serán en un futuro mayoría en muchos territorios, las empresas globales se imponen como modelo, las grandes guerras están lejanas y los enfrentamientos son por intereses, pero sin armas, las monedas nacionales se desdibujan ante las monedas globales y los capitales ya son, sin fronteras, internacionales.

Algunos políticos sueñan con sostener burocracias nacionales que serán insostenibles por los contribuyentes forzados a competir por trabajos de calidad en el mundo.

Los empresarios añorarán la competencia con el empresario local y deberán conocer y evaluar a cada competidor global en su rubro.

Los sindicalistas afrontarán un nuevo desafío, llevar sus luchas a conquistar marcos laborales comunes a todo el mundo, que garantice aquello de que a igual remuneración.

En ese marco imponer conquistas nacionales que quiten competitividad al productor nacional es un suicidio.

Si algún distraído piensa en que Trump o los británicos con el BREXIT, o Salvini rescatarán la economía cerrada, deberán primero saber que los EE. UU., Gran Bretaña y Europa son economías abiertas en comparación con la nuestra.

Es común en las economías más desarrolladas encontrar como una nueva acción de marketing en los comercios el cartelito de «regional», lo que en los consumidores de más alto nivel económico logra el efecto de simpatía que permite cobrar más caro, pero de productores cercanos.

Si los políticos insisten en políticas que nieguen esta irreversible etapa solo lograrán el aislamiento, la migración de los mejores y el atraso del resto, la única manera de retener a los más capacitados será con empleos de calidad y ellos solo se lograrán con economías integradas al comercio mundial.

Se puede debatir el concepto de «calidad», por supuesto, no me refiero únicamente al monto de los ingresos, me refiero a lograr un hábitat de calidad en educación, salud, entretenimiento y seguridad. La calidad de vida se definirá por el acceso a todos estos derechos, pero de la comunidad en su conjunto no de algunos pocos encerrados en murallones.

Los políticos tendrán como tarea ayudar compitiendo con el mundo en dar los mejores servicios y regulaciones con menos impuestos, eficiencia pura.

Los empresarios deberán competir pagando los mejores salarios, única manera de lograr que haya empleos que permitan aquella calidad de vida arriba citada.

Los sindicalistas deberán conocer a cada competidor de su actividad, en cada lugar del mundo, y deberán tomar contacto con las organizaciones hermanas para lograr que todas tengan un piso común, que garantice un mínimo de competencia.

El salario será lo que determine la calidad del desarrollo de un territorio, no se conocen sociedades desarrolladas con bajos salarios. En algunas comunidades el salario se compone también de beneficios indirectos, vivienda, salud, educación, entretenimiento, etc, pero si esos beneficios son ofrecidos a cambio de generar poca competitividad en el comercio mundial será como el cuento del escorpión.

Es lo que garantiza sociedades centralizadas como China, que aumenta el salario de sus trabajadores en forma directa e indirecta pero jamás perderá el objetivo de competir en el comercio mundial con precio y calidad. Claro para eso se necesitan sociedades con culturas como las orientales, no es nuestro caso

Los empresarios que basen su ganancia en bajos salarios y en elusión fiscal deberán ser eliminados.

Los pueblos deberán saber que la competencia global no es una elección, es una realidad que impone la misma evolución de la humanidad, que esa competencia será regulada por las grandes potencias, pero esa regulación será por el desarrollo futuro no intentando retroceder lo que ya se avanzó.

Se debatirá sobre quién y cómo se desarrollará el 5G, o cómo se utilizará la inteligencia artificial, o cómo la biotecnología sea limitada para no destruir la esencia humana. Pero todos los actuarios ya saben que nuestros nietos superarán holgadamente los ciento diez años de vida promedio.

Se acaba de dar un paso enorme con la firma del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Debemos entender que esa es la región menos competitiva del mundo. Que ha basado su economía de bienestar en subsidios que les será muy difícil sostener. Aun así, estamos compitiendo con países con mejores salarios y con impuestos más altos. No entiendo cuál es la preocupación.

En realidad si se entiende, la burocracia parasitaria que no cumpla con un servicio se deberá preocupar porque le queda poca vida, a los empresarios que a base de protecciones les permitía subsistir cobrando precios caros en el mercado interno se preocupan porque les llegará su fin.

El acuerdo, para su puesta en práctica llevará muchos años, pero lo más beneficioso es que generará un debate interno de mucha mejor calidad y proyección.

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Un comentario

  1. A mi entender avizoro,sin fundamentar aún un cambio económico, político y cultural profundo,que esta etapa de Integración nos obligara a un rediseño inteligente y congruente con los nuevos tiempos, del Peronismo camino al Universalismo. Hay que iniciar de una vez la tarea de preparar la nueva generacion de dirigentes que remplace nuestra malograda, maltrcha y cansada generacion, pero que advierte el cambio y debe facilitarlo. Aleluya y felicitaciones. Jorge D.

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