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La líder del Partido Liberal Demócrata británico, Jo Swinson, propuso hoy (16 Agosto) la formación de un gobierno de emergencia dirigido por conservadores y laboristas para evitar un «Brexit» sin acuerdo.
Swinson planteó este viernes la posibilidad de que ese Ejecutivo de crisis esté encabezado por el veterano parlamentario y exministro conservador Kenenth Clarke y por la ex «número dos» del Partido Laborista Harriet Harman.
Ambos «están dispuestos» a ejercer como primeros ministros interinos si se lo «pide la Cámara de los Comunes«, a fin de «sacar a nuestro país de este desastre de «Brexit»» e impedir que «nos despeñemos por el precipicio» de una salida de la Unión Europea (UE) sin acuerdo, declaró la dirigente liberal.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó este jueves su propio plan de trabajo, donde reclama al resto de partidos que apoyen una moción contra Boris Johnson y conviertan a él mismo en primer ministro para evitar un «Brexit» salvaje
A este respecto, Swinson aseguró que esa propuesta no tiene sentido y sostuvo que Corbyn carece de apoyos suficientes en Westminster (Parlamento), mientras que Downing Street afirmó que el laborista «anularía el referéndum y arruinaría la economía» del país si se convirtiera en jefe de Gobierno.
No obstante, la líder de los liberales se mostró dispuesta a analizar con Corbyn la idoneidad de otros candidatos, de «parlamentarios experimentados que sean respetados por toda la Cámara de los Comunes».
En su opinión, Clark y Harman responden a ese perfil, pues entre otros méritos, son los diputados que más legislaturas consecutivas llevan en el Parlamento británico.
Clark, de 79 años, ocupó secretarías de Estado en los Gobiernos de Margaret Thatcher y varias carteras ministeriales, entre ellas las de Economía y Sanidad, con John Mayor.
También intentó hacerse con las riendas del Partido Conservador en tres ocasiones, en 1997, 2001 y 2005, pero fracasó en todas ellas debido, en parte, a su posición proeuropeísta.
Harman, de 69 años, ocupa un escaño en Westminster desde 1982 y dirigió entre 2007 y 2010 el primer Ministerio de la Mujer e Igualdad, creado por el entonces primer ministro laborista, Tony Blair.
La perspectiva de un Brexit sin acuerdo y la subida al poder de Boris Johnson han alimentado los sentimientos nacionalistas en Escocia, Irlanda y Gales, poniendo así en peligro la unidad del Reino Unido.
Escocia es, sin duda, el punto más problemático para Londres. En 2014, Escocia ya había celebrado un referéndum sobre la independencia, que dio la victoria a la permanencia en el Reino Unido por un margen del 55% al 44%. Sin embargo, un factor importante que pesó en el resultado fue que los escoceses temían quedar fuera de la Unión Europea si se salían del Reino Unido. Ahora, la situación es justo la contraria. Permanecer en el Reino Unido sacará a Escocia de la UE y previsiblemente en el peor de los escenarios, un Brexit sin acuerdo.
La líder del Partido Nacional Escocés y primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ha revelado que ella desea discutir con el primer ministro, Borish Johnson, su deseo de convocar otro referéndum sobre la independencia antes de 2021.
«Dados tus comentarios sobre abandonar la UE el 31 de octubre con o sin acuerdo «pase lo que pase» resulta más que nunca esencial que en Escocia dispongamos de una alternativa», dijo Sturgeon en una carta al primer ministro. Ella señaló que «el pueblo de Escocia votó abrumadoramente en favor de continuar en la Unión Europea». Durante el referéndum sobre el Brexit del 23 de Junio de 2016, el 62% de los escoceses se pronunció en favor de continuar en la UE.
Un informe del gobierno escocés ha señalado que un Brexit sin acuerdo podría costar unos 100.000 puestos de trabajo en Escocia y suponer una caída de los ingresos medios anuales de unas 1.600 libras (1.796 euros) por persona.
«El derecho del pueblo de Escocia a determinar su propio futuro es un principio democrático básico que debe ser respetado», dijo Sturgeon.
Una reciente encuesta mostró que el 53% de los escoceses apoyaría la independencia en el caso de que Johnson se convirtiera en primer ministro.
En Irlanda, el Sinn Fein, el partido republicano irlandés que defiende la unión con Irlanda, ha pedido también un referéndum para la unificación de la isla en el caso de que se produzca un Brexit sin acuerdo.
La líder del partido, Mary Lou McDonald, mostró esta determinación a Johnson durante un encuentro el 31 de Julio en Stromont (sede de la Asamblea para Irlanda del Norte). Ella dijo que el Brexit sin acuerdo representaría «un cambio dramático en las circunstancias». Boris Johnson mantiene un acuerdo con el Partido Unionista Democrático (protestantes probritánicos), que mantiene un acuerdo de gobierno con el Partido Conservador y es declaradamente favorable al Brexit.
Un Brexit sin acuerdo podría llevar a una «frontera dura» entre las dos partes de la isla: la República de Irlanda, miembro de la UE, e Irlanda del Norte, que es territorio británico. La UE quiere que Irlanda del Norte mantenga las regulaciones y normas del mercado único de la Unión, pero los sectores radicales pro-Brexit consideran que eso dejaría a una parte del territorio británico «atado» a la UE.
Si la frontera entre las dos Irlandas se cierra o se vuelve «dura» eso dañaría las expectativas de los republicanos norirlandeses de mantener vínculos entre las dos partes de la isla y reforzaría su determinación a celebrar un referéndum de unificación de Irlanda.
Por su parte, el Financial Times ha expresado el temor de la clase dirigente británica a que los «disidentes» irlandeses puedan explotar el Brexit. La prensa británica usa el término «disidentes» para referirse a la nueva generación de nacionalistas irlandeses que se oponen al acuerdo del Viernes Santo de Abril de 1998, que puso fin a la lucha armada del IRA en Irlanda del Norte. Estos disidentes incluyen al Nuevo IRA, que tiene un brazo político, el Movimiento Saoradh (Liberación).
Estos grupos intentaron el 27 de Julio atacar las oficinas de la Policía en Craigavon, en el Condado de Armagh. La actividad de estos grupos nacionalistas ha crecido hasta el punto de que ellos actúan ahora a plena luz.
En Gales, el nacionalismo no ha atraído históricamente a tantos adherentes como Escocia o Irlanda. Sin embargo, el pasado día 26 de Julio hasta 8.000 nacionalistas galeses desfilaron por la ciudad de Caernarfon pidiendo la independencia de Gales del Reino Unido.
Esta marcha tuvo lugar después de la mencionada carta de Nicola Sturgeon, primer ministra de Escocia, a Borish Johnson para informarle de su petición de un segundo referéndum de independencia para Escocia antes de 2021.
Los medios británicos mostraron alarma por la marcha. La BBC, que tiende a ignorar al movimiento de independencia de Gales, admitió que esta marcha era el mayor acto pro-independencia en Gales y que superaba a la manifestación de mayo.
A principios de mayo, miles de manifestantes, convocados por el movimiento Todos Bajo Una Bandera Cymru (AUOBC), pidieron la independencia, en lo que los organizadores dijeron que era el primer acto de este tipo en la historia de Gales. El AUOBC también organizó la marcha de Caernarfon para pedir que «el pueblo de Gales tome el control de sus vidas».
«Gales puede hacer un mejor trabajo solo y siendo independiente de Westminster», dijo Sion Jobbins, líder del movimiento independentista.
Las encuestas han mostrado también un mayor apoyo a la independencia de Gales. El último sondeo de YouGov señala que un 30% de los galeses quiere la independencia del Reino Unido.
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