OPINIÓN

*Escribe Mariana Gonzalez, especialista en Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA. MBA, ITBA.
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Todo el affaire Trump y su negación del resultado electoral dejó en evidencia muchos aspectos, que ya se vislumbraban pero que, ahora se ven, con toda su patética fuerza. Uno de ellos las características sociológicas de la dinámica interna de la sociedad estadounidense, que no es objeto de este artículo. Otro es las características sociológicas de la sociedad mundial en cuanto a su comportamiento, independientemente del contexto socio cultural en el que estén inmersos, con respecto a las… redes sociales: el nuevo poder supranacional.
Todas ellas, basadas en la supuesta incitación a la violencia que hacía Trump a través de ellas, bloquearon sus cuentas y lo callaron. Le sacaron el micrófono. Le pusieron un límite a alguien que no está acostumbrado a tenerlo. Le demostraron que ser el presidente del país «más importante» del mundo no lo convierte en impune.
La mayoría de nosotros, seguramente, comparte la decisión, pero, ¿quién es el que lo decide? ¿Quién le otorgó poder para censurar que nos llega y qué no? ¿La aceptación automática de los términos y condiciones cuando nos registramos es la forma en que le damos vía libre a su potestad de gran censor?
Mucho hay para analizar, ya que no aceptaríamos que esas redes permitan mensajes terroristas o pornográficos o tantos otros, pero, dónde está el límite, quién decide que se permite o no. El Sr. Juan Facebook o el Sr. José Twitter se arrogan esa facultad. ¿Quiénes son ellos? Son los dueños de los nuevos poderes supranacionales.
El Sr. José Twitter se llama Jack Dorsey, cofundador y actual Director Ejecutivo de Twitter, empresa estadounidense. Comenzó a censurar a Donald Trump, desde principios de noviembre cuando éste empezó a denunciar supuestos fraudes electorales. Los seguidores de Trump en esa red llegaba a los 87 millones de personas, en vez del tuit del presidente, recibieron: «alguna parte o todo el contenido compartido en este tuit ha sido objetado y puede ser engañoso sobre cómo participar en una elección u otro proceso cívico». El senador republicano Ted Cruz le salió al cruce: «¿Quién demonios le ha elegido a usted para decidir sobre qué pueden informar los medios de comunicación y qué es lo que los americanos tienen derecho a escuchar?» Como Dorsey se protegía diciendo que no sabían las fuentes de la aseveración de Trump, Ted Cruz le respondió: «Si es por no conocer la fuente, en ese caso sería el fin de la libertad de la prensa y de la profesión del periodismo». Todo culminó con la baja total de la cuenta @realDonaldTrump, a principios de enero, «debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia». Cínicamente, Dorsey acotó que fue una decisión correcta, pero, al mismo tiempo, sienta un precedente que considera «peligroso» en un Internet global y libre, por «el poder que un individuo o corporación tiene sobre una parte de la conversación pública global».
Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, empresa estadounidense, bloqueó la cuenta de Trump en Facebook e Instagram (que pertenece a Facebook), con estas palabras: «Los eventos de las últimas 24 horas demostraron claramente que Trump trata de utilizar su tiempo en la Casa Blanca para socavar una transición pacífica y legal de poder con el equipo de su sucesor, Joe Biden». ¿Quién es él para decidirlo? Es el que definió las condiciones que los usuarios aprobaron cuando se registraron, largo texto sobre las políticas y condiciones que nadie lee. En su página de aspectos legales nos aclaran: «Queremos que Facebook sea un espacio donde las personas se sientan cómodas y seguras para decir lo que piensan y compartir opiniones e ideas. Si determinamos que has infringido nuestras Condiciones o Políticas, incluyendo especialmente nuestras Normas comunitarias, de manera notoria o grave, o en reiteradas ocasiones, es posible que suspendamos o inhabilitemos definitivamente el acceso a tu cuenta». O sea, lo que eso significa es: estoy por encima de la legislación del país donde vivas, no necesitamos recurrir a la Justicia para tomar esas decisiones, son solo a nuestro arbitrio, si no te gusta, borrate.
Google y Apple decidieron retirar la aplicación Parler de su tienda en línea por permitir «contenido escandaloso» que podría incitar a la violencia. Parler es la red donde se habían refugiado los seguidores de Trump.
Twitch, plataforma estadounidense propiedad de Amazon, también prohibió subir videos a Trump en su red, «Dadas las circunstancias extraordinarias actuales y la retórica incendiaria del Presidente, creemos que este es un paso necesario para proteger a nuestra comunidad y evitar que Twitch sea utilizado para incitar más violencia», informó una vocera de la compañía.
Tik Tok, red social china, en pelea constante con Trump, durante los últimos tiempos de su presidencia, aprovechó con mucho gusto y se hizo «demócrata», bloqueó el contenido subido con los hashtag #stormthecapitol («asaltar el Capitolio») y #patriotparty («fiesta patriota»).
YouTube, Reddit, Snapchat, Spotify, Pinterest tomaron medidas similares.
Son, decididamente, poderes por encima de los gobiernos nacionales; con más seguidores que la cantidad de votantes que obtuvieron los ganadores de las elecciones en cada país; con poder de veto; con características de «Gran hermano» para con sus seguidores; con un amplio accionar publicitario que recibimos sin posibilidad de rechazar; con alta capacidad de daño a través del grooming, el acoso, las noticias falsas, etc.
¿Por qué los aceptamos? Porque la mayoría de los usuarios siente que les permite tener Voz, porque sienten que existen en una comunidad, porque les permite informarse y entretenerse gratis y fácilmente, porque se sienten más cómodos que en su comunidad geográfica, más seguros, mejor tratados.
¡Cuidado! Nada es gratis…
*Mariana Gonzalez
Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA
MBA ITBA
Empresaria en Argentina y Uruguay en empresas de tecnología.