INTERNACIONAL

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Francia se ha quejado por las consecuencias de la firma de la alianza tripartita entre EE. UU., Australia y Gran Bretaña, que llevado a Australia a cancelar un importante contrato de compra de submarinos franceses. «Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el presidente Trump», denunció Le Drian en una entrevista a la emisora France Info en la que insistió en que «esto no se hace entre aliados» y tendrá consecuencias.
«Nuestra posición ─añadió─ es de gran firmeza, de incomprensión y de petición de explicaciones y clarificaciones de unos y de otros».
Por su parte, el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, dijo que el Reino Unido no tiene intención de suscitar el antagonismo de Francia con la firma de un pacto de defensa entre el Reino Unido, Estados Unidos y Australia. En unas declaraciones a la cadena Sky News, Wallace insistió en que el Reino Unido «no salió a pescar estas oportunidades. Fundamentalmente, los australianos tomaron la decisión, querían una capacidad (de submarinos) diferente».
«Nosotros no tenemos intención de hacer nada para suscitar el antagonismo de los franceses. Los franceses son algunos de nuestros más estrechos aliados militares en Europa», añadió el ministro.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, informó de la suspensión del programa para la construcción de la nueva flota de submarinos convencionales con la empresa francesa Naval Group (DCNS), al considerar que éstos ya no se ajustan a «las necesidades operativas en las próximas décadas» en la región Indo-Pacífico.
El pacto alcanzado por los tres países incluye el desarrollo de submarinos nucleares para Australia y su objetivo es reforzar la cooperación trilateral en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia de larga distancia.
La disidencia francesa, que ocupa las primeras páginas de los diarios, sucede en el mismo día que el presidente Macron recibe a la canciller Angela Merkel en París.
Ambos mandatarios prometieron una declaración antes de reunirse en una cena de trabajo, indicó el Elíseo. Entre los temas internacionales abordarán sobre todo la situación en Afganistán, señaló Steffen Seibert, portavoz de Merkel.
Por su parte, la presidencia francesa mencionó que además tratarán Irán, Libia, Ucrania y Bielorrusia, pero también los grandes desafíos europeos en materia de defensa y asilo e inmigración, así como cambio climático y transformación digital.
Macron y Merkel también desean preparar juntos la cumbre entre la Unión Europea y los Balcanes occidentales en Liubliana el próximo 6 de octubre ─una fecha en la que probablemente no habrá sido nombrado todavía el sucesor de la canciller─ y el futuro de la presidencia francesa en el bloque comunitario, en el primer semestre de 2022.
Esta última cita será crucial para el jefe de Estado francés puesto que se entrecruza con la campaña electoral en Francia y las elecciones presidenciales los días 10 y 24 de abril. Por el momento, las consecuencias de la victoria de los talibanes en Kabul siguen siendo una de las cuestiones más urgentes para los europeos y también para las relaciones franco-alemanas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el miércoles que París organizaría una cumbre sobre defensa durante su presidencia de la Unión Europea, en un momento en el que la retirada de Afganistán ha relanzado el debate sobre la autonomía estratégica europea.
La creación de una fuerza europea de reacción rápida de 5.000 soldados se ha debatido durante varios meses, mientras que la salida estadounidense de Afganistán ha reavivado el debate al evidenciar las deficiencias militares del viejo continente.
Asimismo, el anuncio de una nueva alianza entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para fortalecer las capacidades navales con una nueva flota australiana de submarinos nucleares seguramente fortalecerá el diálogo entre Macron y Merkel sobre el rol de Europa en el juego diplomático mundial.
Pese a sus diferencias en importantes asuntos europeos, el presidente francés, de 43 años, y la canciller alemana, de 67 años, han construido una sólida relación de amistad, según personas cercanas a ambos dignatarios. Macron se ha encontrado durante mucho tiempo con la renuencia alemana a aumentar el gasto de la UE.
Frente al covid-19, ambos mandatarios consiguieron estrechar sus lazos para concretar una alianza que condujo en mayo de 2020 a la propuesta de un plan europeo de recuperación de 750.000 millones de euros, financiado en gran parte por préstamos europeos mancomunados. Luego, trabajaron juntos para conseguir este histórico acuerdo.
Macron ha recibido en los últimos días en el Elíseo a los dos favoritos a suceder a Merkel en Berlín, el socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, y el demócrata cristiano (CDU), Armin Laschet.
El candidato de centroizquierda, coarquitecto del programa de mancomunidad de la deuda y recuperación, podría ser más flexible con la ortodoxia europea, mientras que su contrincante apuesta más por frenar la deuda pública de su país.
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