INTERNACIONAL

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Diez años del fallecimiento de Kim-Jong Il, diez años de gobierno de su hijo Kim Jong Un, actual presidente de Corea comunista. Hijo y nieto del fundador de la dinastía Kim-Il-Sun, primer ministro desde 1948 hasta 1972 al finalizar la guerra que dividió en dos a la península de Corea.
Kim abrió la puerta para un estado de represión brutal contra opositores, periodistas y disidentes del régimen. Como jefe del Partido de los Trabajadores se proclamó «presidente eterno».
La dinastía generó un sistema donde solo se muestran imágenes de los jefes de gobierno, con un gigantesco aparato de propaganda ─diarios, radios, televisión absolutamente controlados por el estado─ que exige a los ciudadanos devoción por el «Gran Líder».
Kim Jong Un llegó al poder por obra y gracia de la herencia en un país donde la democracia no figura en la literatura oficial. Al comenzar a gobernar, con apenas treinta años, parecía decidido a abrir el cerrado mercado local para incorporar actividad internacional, incorporarse al mundo.
Diez años después, Corea del Norte, todavía aislada, atraviesa una profunda recesión con dependencia económica, financiera y militar de China, que convierte al régimen en un satélite absoluto de los intereses estratégicos del comunismo que gobierna desde Beijing.
El viernes las sirenas sonaron durante tres minutos, al mediodía. Los pobladores que se encontraban en lugares públicos, plazas, parques, estaciones de transporte, guardaron silencio y se inclinaron en señal de respeto a Kim Jong Il.
Los autos, trenes y barcos hicieron sonar sus bocinas, las banderas nacionales ondeaban a media asta y una multitud acudió al monte Mansu en la capital, Pyongyang, para depositar flores y presentar sus respetos a las estatuas de Kim Jong Il y Kim Il Sung.
Si alguno hubiera osado no inclinarse con las sirenas, ni tampoco llevar la ofrenda de flores, podría arriesgarse a ser considerado enemigo del régimen con la carga de presión social que conlleva.
Los periódicos estatales publicaron artículos venerando a Kim Jong Il y reclamando una mayor unidad en torno a Kim Jong Un.
«Debemos hacer todo lo posible por reforzar nuestra unidad de mente única (…) manteniéndonos unidos detrás del respetado camarada Kim Jong Un», afirmó el principal diario del país, Rodong Sinmun, en un editorial.
El comercio entre el hermético país y China, su principal socio comercial y salvavidas económico, se redujo en cerca de un 80% el año pasado y volvió a caer de nuevo en dos tercios en los nueve primeros meses de 2021. El año pasado, la economía norcoreana sufrió su mayor contracción desde 1997 y su producción de cereales cayó a su nivel más bajo desde que Kim llegó al poder, según estimaciones del gobierno surcoreano.
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