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El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció este viernes que llegó a un «acuerdo» con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar una deuda superior a 44.000 millones de dólares con el organismo.
La oposición, que mantiene un alto porcentaje de adhesiones en el país, aceptó la firma del acuerdo en tanto los sectores más radicalizados del oficialismo, que encabeza la vicepresidenta Cristina Kircher lo rechazan de plano.
La deuda se originó en 2018, cuando gobernaba el frente conservador de Mauricio Macri y gracias a la intervención personal del expresidente Donald Trump.
«Quiero anunciarles que el gobierno de Argentina ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En comparación con otros anteriores que la Argentina firmó, este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo», dijo el presidente.
«Sin acuerdo, no teníamos horizonte de futuro, con este acuerdo podemos ordenar el presente y construir un futuro. En comparación con otros anteriores que la Argentina firmó, este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo», expresó el mandatario.
Este acuerdo llega tras meses de intensas negociaciones, marcadas por la necesidad del Gobierno de extender los plazos de pago en medio del complicado escenario económico que soporta el país.
Escasas reservas en el Banco Central, alta inflación, una acelerada devaluación y el convencimiento del Ejecutivo de lograr un acuerdo que no conlleve ajustes que frenen el crecimiento son las premisas del acuerdo, según el oficialismo.
«Este entendimiento prevé sostener la recuperación económica ya iniciada. Prevé que no habrá caída del gasto real y sí un aumento en la inversión de obra pública del gobierno nacional. Tampoco supone saltos devaluatorios», añadió.
El FMI concedió a Argentina en 2018, durante el gobierno de Macri (2015-19), un crédito por 57.000 millones de dólares para enfrentar una crisis monetaria originada en un mal manejo de sus cuentas públicas.
El país solo recibió unos 44.000 millones pues Fernández renunció a los tramos pendientes cuando asumió en diciembre de 2019.
En 2020, tras reestructurar unos 66.000 millones de dólares de deuda con acreedores privados internacionales, el gobierno comenzó negociaciones con el FMI para reemplazar el acuerdo stand-by de 2018 por un acuerdo de facilidades extendidas que prorrogue plazos de pago.
Los voceros de los sectores radicalizados de la coalición de gobierno, de fuerte contenido anti-Estados Unidos, hablaron públicamente de «día triste, no hay nada que festejar».