¿Es por derecha?, análisis de Hugo Flombaum

OPINIÓN

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Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la representación de la «derecha» en Sudamérica / Foto: Palácio do Planalto

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

Vemos en buena parte de Occidente una corriente política estigmatizada como de «derecha».

Pongamos el tema en el marco global para saber de qué estamos hablando.

Una buena parte de los analistas pronostica un dominio del comercio global por parte de Asia, fundamentalmente China e India. No sólo por cantidad de habitantes que es algo que hace muchas décadas cuenta, sino porque la globalización ha permitido el acceso al conocimiento de todos aquellos que decidan hacerlo.

Hoy la carrera por el dominio de la tecnología no es sólo para las otroras grandes potencias. Hoy la investigación es global.

China e India se vieron claramente beneficiadas por las empresas globales que en el siglo pasado decidieron instalar sus factorías en esos países, para lucrar con los bajos salarios.

Algo así había sucedido en el sudeste asiático, pero la consecuencia fue que los salarios y el acceso a los otros medios de producción cambiaron esa supuesta ventaja comparativa.

Hoy China e India avanzan en ese sentido, aumentan los salarios y tanto en el conocimiento como la capacidad de emprender en la producción crecen y con eso aquellas ventajas se vuelven intrascendentes.

La guerra con Ucrania, tremenda por las consecuencias en el pueblo ucraniano, catalizó todos estos datos para acelerar la anunciada crisis del mundo occidental.

Los pueblos del occidente más «desarrollados» sufren y sufrirán en sus acomodadas vidas privaciones que no están ni estaban en su consciente.

Lo primero que ha entrado en crisis es su sistema de representación, al no poder sostener esa vida acomodada que por varias aristas se ve amenazada.

Por un lado, las comunicaciones más fáciles e inmediatas ponen al sistema político en cuestionamiento, por otro las emigraciones de los países pobres y el uso de esa mano de obra barata ha generado las mismas consecuencias que con los países de oriente.

Esos inmigrantes logran que sus hijos accedan a la educación que en sus países de origen no contaban y de esa manera logran, a través de su descendencia, el ascenso social que buscaban cuando emigraron.

Todo estos son los condimentos que generan la aparición de «derechas» que se rebelan contra lo imposible, retomar la economía de bienestar basada en dominios comerciales que no se sostuvieron y en la mano de obra barata de otrora que ya compite por los empleos de más calidad.

El BREXIT es la primera reacción, las primeras consecuencias no son las buscadas. El pueblo inglés ve como tiene que volver irremediablemente a realizar trabajos que antes hacían los inmigrantes.

Los salarios de los oriundos bajan y la calidad de vida no será la misma.

Esta semana asumió como primer ministro un ultra millonario de origen indio, de familia india y de cultura hindú.

Ahora le toca el turno al resto de Europa, por la crisis energética que se suma a las otras.

En EE. UU. la «derecha» lleva a una nación que ha hecho de la diversidad administrada el plus que le permitió incorporar a inmigrantes y jóvenes del mundo a su economía, a una fractura de difícil solución.

Cuando vemos en nuestros países la aparición de estos movimientos extremos, Bolsonaro en Brasil y Milei y Cia. en Argentina, cabe preguntarse, cual es la razón.

Lo primero que me surge es pensar que nuevamente en lugar de afrontar el tema de fondo en nuestra región, que es el desarrollo, los retardatarios meten debates que la sociedad está saldando sin otro condimento que no sea el tiempo.

Si se quiere debatir el tema de la libertad, los jóvenes la toman sin pedir permiso a nadie, si quieren debatir el tema de la diversidad de género, les cuento que también es un tema cultural que los jóvenes resolverán sin necesidad de que el estado y los gobiernos se inmiscuyan.

Pensar que todo se hace desde las reglamentaciones es una muestra de autoritarismo increíble. Ni el lenguaje se cambia desde los gobiernos sino desde los usos y costumbres. Ni la incorporación de los diversos se puede imponer como una obligación, se dará desde la educación.

Estas nuevas derechas pretenden obtener la necesaria eficiencia y productividad desde el estado, cuando solo se logrará desde la educación.

Pretenden imponer la seguridad desde la autoridad cuando se logrará desde el desarrollo social y económico.

Si no logramos comprender que las batallas que deberemos dar no son de entre casa sino globales solo lograremos que la debilidad de occidente y su cultura desvanezca.

La cultura oriental no solo está demostrando su productividad también muestra su debilidad. La de no poder abrir sus fronteras a la libertad individual. Libertad que penetra porque las murallas son porosas ante el avance de las culturas.

Cuando entendamos que el misil que representa Natalia Oreiro en Rusia o Bizarrap en el mundo entero es más fuerte que cualquier arma de las viejas guerras comprenderemos cuanto podemos incidir en el futuro de la humanidad.

Se aproximan épocas electorales, escuchemos a los que ponen la educación y la producción como objetivo e ignoremos a los que batallan por ideologías obsoletas que no garantizan ninguna prospectiva de prosperidad.

ARGENTINOS A LAS COSAS

Otro artículo escrito por Hugo Flombaum: Recuperar la Nación

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