INTERNACIONAL

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La Unión Europea (UE) calificó el martes como «profundamente decepcionante» la decisión de Israel de deportar a la eurodiputada española Ana Miranda, quien intentaba viajar a los territorios palestinos.
La propia legisladora publicó tuits en castellano y gallego desde el aeropuerto de Tel Aviv para denunciar que había sido retenida varias horas en el terminal aéreo y que esperaba el momento de ser expulsada.
Otros miembros de la delegación pudieron ingresar a Israel, pero Miranda fue deportada rumbo a Madrid. En sus mensajes, Miranda señaló que su rechazo al ingreso había sido justificado por su participación en la llamada «Flotilla de la Libertad» en 2015, después de un grave incidente internacional ocurrido en el Mar Mediterráneo en 2010.
Las flotillas se proponían romper el bloqueo naval que Israel había determinado a las costas de Gaza, y tenían la intención de hacer llegar ayuda humanitaria.
La portavoz de la diplomacia de la UE, Nabila Massrali, dijo que la deportación de Miranda era «sorprendente», ya que su ingreso al país había sido debidamente autorizado por las autoridades israelíes. «Lamentamos la decisión», apuntó Massrali, para quien se trató de un gesto «profundamente decepcionante».
De acuerdo con Massrali, «el respeto por todos los eurodiputados electos y el Parlamento Europeo es esencial para las buenas relaciones entre la UE e Israel».
Por su parte, el jefe de la diplomacia de España, José Manuel Albares, dijo a la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso que el gobierno estaba «exigiendo una explicación a las autoridades israelíes».
En una nota que hizo llegar a AFP, el ministro israelí de Relaciones Exteriores, Eli Cohen, destacó la importancia de las relaciones con la UE, pero confirmó que la eurodiputada tiene vetado el ingreso al país.
«Pedí que se prohibiera la entrada [al país] de parlamentarios europeos que hayan expresado su apoyo a organizaciones terroristas o que en el pasado hayan intentado ingresar en forma ilegal a Israel», indicó el funcionario en su nota.
Como antecedente, la Unión Europea, España y Estados Unidos condenaron el doble atentado perpetrado a fin de noviembre contra paradas de autobús en Jerusalén, el primer ataque de este tipo en varios años en la Ciudad Santa, mientras Washington ofreció su ayuda para esclarecer «estos actos de terrorismo».
Un adolescente israelí-canadiense murió y 14 personas resultaron heridas el miércoles en dos explosiones, la primera de ellas en las afueras de Jerusalén. Allí murió el joven y otras 11 personas fueron heridas. La segunda, poco después y a poca distancia, hirió al menos a tres personas.
Los ataques, que hasta el momento no han sido reivindicados, se produjeron en un contexto de tensiones crecientes relacionadas con el conflicto israelí-palestino y de las negociaciones lideradas por el exprimer ministro Benjamin Netanyahu para formar un gobierno que podría ser el más duro de la historia de Israel.
La oficina del primer ministro saliente, Yair Lapid, identificó al fallecido como Aryeh Schupak, de 15 años. Canadá afirmó que también es ciudadano de ese país.
El joven fallecido «Amaba la Torá» y estaba «destinado a grandes cosas», dijo su maestro, el rabino Naftali Schreiber, al rendirle homenaje.
El jefe del ejército israelí, Aviv Kohavi, interrumpió su visita a Estados Unidos para regresar a Israel, informó el ejército.
El movimiento islamista palestino Hamás, en el poder en la Franja de Gaza, «celebró» los ataques, sin reivindicar su autoría. Ellos son «el precio de los crímenes y la agresión» de Israel «contra nuestro pueblo», justificó.
Lapid convocó entonces una reunión de emergencia con los jefes de seguridad en el cuartel general del ejército en Tel Aviv e informó a Netanyahu sobre la situación, incluida la violencia en Cisjordania ocupada.
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