Europa reduce consumo de gas

INTERNACIONAL

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La energía geotérmica es cada vez más importante en todo el mundo / Foto: www.wallpaperflare.com

Lectura: 9 minutos

El consumo de gas en la Unión Europea cayó un 17,7 por ciento entre agosto de 2022 y marzo de 2023 respecto al consumo medio en esos meses entre 2017 y 2022, según datos publicados este miércoles por la oficina de estadística comunitaria, Eurostat.

Se trata de una reducción que supera el objetivo voluntario de ahorro del 15 por ciento acordado por los Estados miembros de la UE para ese mismo período tras la invasión de Rusia sobre Ucrania.

Entre los Veintisiete, sólo Malta aumentó su consumo de gas en ese período (+12,7 por ciento), mientras que no alcanzaron una disminución del 15 por ciento Eslovaquia (1 por ciento), España (10,8 por ciento), Polonia (12,5 por ciento), Eslovenia (13,8 por ciento) y Bélgica (14,5 por ciento).

Las mayores reducciones, en cambio, se registraron en Finlandia (-55,7 por ciento), Lituania (-40,5 por ciento) y Suecia (-37,2 por ciento).

El pasado mes de marzo, los países de la UE acordaron prolongar un año ─entre el 1 de abril de 2023 y el 31 de marzo de 2024─ ese objetivo voluntario de ahorro del 15 por ciento, que incluye una cláusula de emergencia que, de activarse, convertiría esa meta en obligatoria.

Las empresas de calefacción de Berlín reciben más pedidos que nunca y casi no dan abasto. Todos los propietarios de viviendas quieren instalar nuevos equipos de calefacción, sobre todo, bombas de calor, que funcionan con electricidad. Algunos tendrán que esperar hasta nueve meses, dice a DW el ingeniero en Suministros Dirk Jänichen, y explica que solo puede instalar 40 equipos por año, junto con los sistemas solares que posibilitan su eficiencia.

Estas operan de manera neutral para el clima si se alimentan de energías renovables. Un subsidio del gobierno cubre hasta el 40 por ciento de los costos. Sin embargo, aún así, un equipamiento para una casa unifamiliar de cerca de 150 metros cuadrados cuesta alrededor de 17.000 euros. A eso se suman, en casas antiguas, los costos del saneamiento energético, que incluyen aislamiento térmico y ventanas de varios vidrios. Cuanto peor esté aislada una vivienda, mayores serán las medidas de saneamiento, y más alto el costo final.

Una nueva calefacción a gas cuesta 10.000 euros, por lo cual muchos clientes prefieren instalar una así por el momento, ya que Alemania todavía recibe suficiente gas, y el precio de este combustible bajó, explica Jänichen. Pero nadie sabe cómo será el precio del gas dentro de 10 años. Lo que es seguro es que el precio de la emisión de CO2 subirá, si la Unión Europea quiere alcanzar sus metas climáticas. Expertos estiman que el CO2 podría estar en 7 centavos por kilovatio/hora adicionalmente al precio del gas.

Según la Asociación Alemana de Bombas de Calor, se instalaron hasta ahora 1,2 millones de estos equipos en Alemania, la mayoría en edificios nuevos. Casi el 50 por ciento de los edificios residenciales es calefaccionado con gas, y un 25 por ciento con petróleo. Según el grupo de expertos Agora Energiewende, el sector de la construcción genera alrededor del 15 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania. Los objetivos legales de reducción de emisiones siempre se han incumplido en los últimos años.

El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, trabaja en una reforma de ley que prevé la prohibición de instalar nuevos sistemas de calefacción de petróleo y gas a partir de 2024. Los nuevos sistemas de calefacción deberían poder funcionar con al menos un 65 por ciento de energías renovables. Los calentadores de gas o los quemadores de aceite defectuosos ya no se podrán cambiar simplemente por calefacción a base de combustibles fósiles. Por eso, muchos propietarios tratan de instalar una calefacción fósil antes de que entre en vigor la ley, sobre todo las personas mayores.

Se dice que habrá una regulación especial para los propietarios de más de 80 años, ya que un saneamiento tan costoso podría ser imposible de afrontar para personas jubiladas. La incertidumbre, empero, todavía es grande. ¿Qué pasará con los que no cumplieron 80 y se sienten discriminados?

Hay muchos detalles de esta reforma legal que todavía no son claros. La necesidad de asesoramiento para los clientes, pero también para los colegas de la industria es enorme, dice Dirk Jänichen, presidente del Gremio de Sanitarios, Calefacción y Aire Acondicionado de Berlín. Instalar una bomba de calor requiere una técnica distinta a colocar una calefacción a gas o petróleo. Además de las demoras en los suministros de materiales, hay escasez de mano de obra en Alemania. En este contexto, el ingeniero considera poco realista el plan del gobierno federal de instalar 500.000 bombas de calor al año a partir de 2024.

«Los políticos deberían haber comenzado hace 20 años a hacer que el sector de la calefacción fuera climáticamente neutral», critica Jänichen, «pero el gas de Rusia era barato y hay mucha tacañería». En cuanto a su empresa, cree que es factible poder instalar hasta 60 bombas de calor al año en lugar de las 40 actuales. El refuerzo en sus planes proviene de su propia familia. Sus dos hijos, que en realidad querían seguir una carrera diferente a la de su padre, de repente se interesan por el oficio. «Solían decir que no tenían ganas de dirigir el negocio, pero lo que hacemos hoy tiene mucho que ver con la ecología y la protección del clima. A los jóvenes les gusta eso».

Unas 400 centrales de 30 países generan electricidad con vapor de la tierra: la capacidad total es de 16 gigavatios (GW). Esta generación de energía es especialmente importante en las regiones volcánicas del Cinturón de Fuego del Pacífico, en Estados Unidos, México, El Salvador, Islandia, Turquía, Kenia, Indonesia, Filipinas y Nueva Zelanda, pero, de media mundial, el porcentaje de electricidad procedente de la energía geotérmica es solo del 0,5 por ciento.

La energía geotérmica es cada vez más importante en todo el mundo para calentar piscinas, edificios, invernaderos y para las redes de calefacción urbana. Desde pozos de hasta 5.000 metros de profundidad, se bombea agua a 200 grados desde los estratos acuíferos, se aprovecha el calor y el agua enfriada vuelve a bombearse a través de un segundo pozo.

Esta generación de calor es posible en todo el mundo, es barata y también se utiliza cada vez más en países sin actividad volcánica. Según estimaciones del informe Estado Global de las Energías Renovables, la capacidad instalada de centrales térmicas geotérmicas es actualmente de 38 gigavatios en todo el mundo, más del doble que la de las centrales geotérmicas para generación de electricidad.

El gobierno alemán también se centra ahora en la expansión de la energía geotérmica profunda para conseguir un suministro de calor neutro para el clima en 2045 y quiere fomentar el desarrollo de fuentes de calor profundas con numerosas medidas. Según estudios, la geotermia profunda podría generar unos 300 TWh/a de calor en Alemania con una capacidad instalada de 70 GW, más de la mitad de la futura demanda de calor de todos los edificios.

Cada vez se utiliza más la energía geotérmica de la superficie terrestre en combinación con bombas de calor. En pozos de 50 a 400 metros de profundidad, el agua fluye por un sistema cerrado de tuberías desde arriba hacia abajo y viceversa, calentándose entre 10 y 20 grados. A continuación, una bomba de calor utiliza esta energía para producir agua a entre 30 y 70 grados, que puede utilizarse para calentar edificios.

Los investigadores ven en esta energía geotérmica cercana a la superficie un potencial similar al de la energía geotérmica profunda. En Alemania, estas dos tecnologías podrían cubrir por sí solas toda la demanda de calor de los edificios en el futuro.

Según un análisis de seis institutos de investigación alemanes, la generación de calor con energía geotérmica profunda cuesta menos de tres céntimos de euro por kilovatio hora (kWh).

Sin embargo, antes del ataque de Rusia a Ucrania, la generación de calor con gas natural procedente de gasoductos era más barata para muchas empresas municipales de Europa, por lo que invertir en la construcción de plantas geotérmicas profundas no parecía atractivo.

La situación ha cambiado por completo debido a la guerra de Rusia en Ucrania y a la fuerte subida de los precios del gas en Europa, que superan los 12 céntimos por kWh. Los servicios públicos municipales muestran ahora gran interés por la geotermia profunda para el suministro municipal de calor.

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