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El personal del Banco Central Europeo (BCE) estudia una posible renovación de su objetivo de inflación, según funcionarios familiarizados con el tema, en una medida que podría animar a los responsables políticos a buscar estímulos monetarios por más tiempo.

El personal analiza de manera informal el enfoque de política de la institución, incluida la pregunta de si el objetivo actual del crecimiento de los precios al consumidor «por debajo, pero cerca a 2%» sigue siendo adecuado para la era posterior a la crisis.

Mario Draghi entregará la batuta del banco a Christine Lagarde cuando su mandato expire en octubre, y la francesa tendrá que completar el ejercicio. Como directora del Fondo Monetario Internacional ha elogiado a los bancos centrales por tomar medidas audaces para restablecer la estabilidad de precios.

A poca distancia del FMI en Washington, la Fed también está revaluando su estrategia, herramientas y prácticas de comunicación. Planea revelar los resultados de su revisión del año a principios de 2020. La preocupación en los países desarrollados es que la inflación ha sido demasiado baja durante demasiado tiempo, lo que ha agotado las municiones monetarias para la próxima recesión.

Para el BCE, el objetivo final podría ser mantener quieto el estímulo hasta que los formuladores de política estén convencidos de que la economía es lo suficientemente fuerte como para sostener el crecimiento de los precios, sin apoyo alguno. Esto contrastaría con la situación actual en la que los formuladores de política más agresivos han solicitado retirar el apoyo tan pronto como la tasa de inflación supere levemente 1,7%.

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