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Alemania acusó ayer sábado a Estados Unidos de interferir en sus asuntos internos, en una disputa cada vez más acalorada.

La decisión de Washington de imponer sanciones a aquellas empresas que estén involucradas en el proyecto de gasoducto que une Rusia con Europa occidental no ha sido visto con buenos ojos por sus aliados europeos.

Moscú y la Unión Europea también emitieron declaraciones criticando las sanciones, un día después de que el presidente Donald Trump firmara la congelación de activos y las restricciones de visa para aquellos involucrados en el proyecto Nord Stream 2.

Las sanciones se dirigen a los contratistas que trabajan para tender tuberías para el gasoducto Nord Stream 2,  y otro proyecto de gas ruso, TurkStream.

Ante las inminentes señales de ser pasible de sanciones el contratista suizo Allseas suspendió sus actividades de Nord Stream 2 mientras esperaba la aclaración de las autoridades estadounidenses.

Un portavoz de la UE dijo que el bloque se oponía «por principio a la imposición de sanciones contra las empresas europeas dedicadas a actividades legales».

Pero Estados Unidos no es la única nación que cuestiona el proyecto. Ucrania toma con preocupación el hecho de que el nuevo gasoducto lo excluyera del negocio de suministro de gas y permitiera a Rusia aumentar la presión.

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