INTERNACIONAL

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Los presidentes de China y Rusia publicaron el viernes una declaración conjunta criticando la influencia estadounidense y el papel de las alianzas militares occidentales, la OTAN y AUKUS, en Europa y en Asia.
Acusan a las instituciones occidentales, desestabilizadoras.
En el documento firmado durante el encuentro entre el presidente ruso Vladímir Putin y chino Xi Jinping en Pekín, rechazan «cualquier ampliación futura de la OTAN», y denuncian «la influencia negativa de Estados Unidos para la paz y la estabilidad de la región Asia-Pacífico».
También mostraron «preocupación» por la creación en 2020 de la alianza militar entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, conocida como AUKUS.
La declaración ruso-china «sobre la entrada de las relaciones internacionales en una nueva era» se dio a conocer con motivo del encuentro de Vladímir Putin y Xi Jinping en Pekín el viernes, justo antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos.
Los dos países, cuyas relaciones con Washington son cada vez más tensas, acusan a Estados Unidos de tener un papel que pone en peligro la «estabilidad y la paz equitativa» en el mundo.
Los dirigentes se declararon «contrarios a cualquier ampliación futura de la OTAN», haciéndose eco de la principal exigencia de Moscú de reducir las tensiones entre Rusia y Occidente en Ucrania.
Piden asimismo que «la Alianza del Atlántico Norte abandone sus planteamientos ideologizados de la Guerra Fría».
Rusia ha logrado reducir drásticamente su uso de dólares, y por lo tanto el poder de presión de Washington. También ha acumulado ingentes reservas de moneda y ha recortado sus presupuestos, para que la economía y los servicios públicos puedan seguir funcionando incluso bajo aislamiento internacional. Además, ha redirigido su comercio exterior para reemplazar las importaciones de Occidente.
Los funcionarios del área económica están «muy orgullosos, y con buenas razones para estarlo, por el excelente trabajo que han hecho para lograr que la economía rusa sea más inmune a las sanciones», dice Alexander Gabuev, del Centro Carnegie de Moscú.
Esta transformación es uno de los ejemplos más contundentes a nivel mundial de una economía «a prueba de sanciones», y se ha logrado en menos de ocho años, desde que las sanciones de Occidente contra Moscú por la anexión de Crimea, en 2014, sumieran a Rusia en la agitación política y económica.
El fortalecer las defensas económicas de Rusia ayuda a entender por qué hoy Putin parece más que dispuesto a avanzar con otra incursión militar a Ucrania, a pesar de los persistentes costos de su invasión a Crimea.
Las sanciones más duras que está evaluando Washington casi con certeza lo atravesarían y provocarían daños potencialmente devastadores, aunque también perjudicarían a las economías de Occidente.
La principal fortaleza económica de Rusia es el stock de reservas en moneda extranjera de su banco central, explican los expertos en política monetaria.
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