Fallaron pronósticos con discurso de Putin

INTERNACIONAL

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Presidente ruso, Vladímir Putin / Foto: The Presidential Press and Information Office

Lectura: 4 minutos

Fallaron los pronósticos. La palabra del autoritario Vladímir Putin en el Día de la Victoria no incluyó como se pronosticaba algún anuncio de ampliar la ofensiva militar sobre Ucrania. Fue un discurso a la defensiva que, los profesores Wolff y Marialenko examinan cuidadosamente como se puede leer a continuación.

Miles de rusos se congregaron el 9 de mayo en la Plaza Roja de Moscú para asistir a las celebraciones anuales del Día de la Victoria, una conmemoración enormemente simbólica de la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

Pero en el resto del mundo existe un consenso generalizado de que los militares rusos no han logrado hasta ahora los éxitos territoriales estratégicos que habrían permitido a Vladímir Putin declarar que los objetivos de guerra de Moscú se han alcanzado a tiempo para el evento. Y así, al negársele la oportunidad de declarar su propia victoria en Ucrania, Putin se limitó a repetir una versión de su gastada diatriba contra la OTAN y Occidente en su discurso en la Plaza Roja.

Pero el retroceso de Rusia comenzó mucho antes. Tras fracasar en su intento de tomar Kiev y forzar la rendición ucraniana en los primeros días y semanas de la invasión, Moscú anunció objetivos algo más modestos, aunque no necesariamente más alcanzables, para la segunda fase de su agresión contra Ucrania en abril.

En el curso de esta segunda etapa de la guerra, Rusia espera establecer el control total sobre el Dombás y el sur de Ucrania, incluyendo Odesa, y consolidar un corredor terrestre hacia la región escindida de Moldavia, Transnistria.

Esta estrategia recuerda al proyecto de la Nueva Rusia impulsado por el Kremlin brevemente en 2014 para justificar las reclamaciones territoriales rusas sobre el sur de Ucrania y Crimea. Se basa en la históricamente dudosa afirmación de que estas zonas, conquistadas por el Imperio ruso zarista en varias guerras del siglo XVIII con el Imperio otomano, siempre han sido rusas y, por tanto, deberían formar parte de la Rusia actual.

Hasta ahora se han hecho pocos progresos en este sentido. Rusia ha conseguido algunas victorias territoriales iniciales al norte de Lugansk, pero ha retrocedido en torno a Járkov. Del mismo modo ─y también desde los primeros días de la invasión─, Rusia se hizo con gran parte de la región de Jersón, pero tuvo que abandonar los planes de celebrar un referéndum allí, inicialmente previsto para el 27 de abril, y está luchando por la introducción del rublo ruso.

Asimismo, cerca de la mitad de la región de Zaporiyia, incluida la capital que le da nombre, sigue en manos ucranianas. Las fuerzas rusas tampoco han podido avanzar hacia Mykolaiv, la capital de la vecina región del mismo nombre, y de hecho se han visto alejadas de esta estratégica ciudad por una contraofensiva ucraniana.

El Kremlin tampoco ha podido tomar toda Mariúpol, donde los defensores ucranianos siguen frustrando los esfuerzos rusos en medio de una catástrofe humanitaria.

Aunque la ofensiva rusa en el este y el sur de Ucrania se ha estancado, no ha terminado. Las fuerzas rusas han logrado pequeños avances en torno a Izium y Popasna desde que el esfuerzo bélico se redirigió al Dombás, y sigue existiendo el peligro de que las fuerzas ucranianas sean cercadas en las zonas controladas por el Gobierno de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk.

Otro artículo de interés: Putin habló para defender asalto militar a Ucrania

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