ARGENTINA

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La radicalizada vicepresidente Cristina Kirchner denunció un «festival de importaciones» en Argentina y cuestionó el manejo del comercio exterior que está haciendo el gobierno del que forma parte.
Cristina es el poder detrás del trono según la prensa y los analistas políticos. La falta de dólares en el Banco Central (emisor) ahoga el desarrollo de la actividad productiva del país y genera permanente tensión en los mercados.
No ocurre lo mismo con las divisas en poder de ahorristas que llegan a una suma superior a los 400 mil millones de dólares, según informes en el Senado, atesorados afuera del sistema. La propia hija de Cristina, Florencia Kirchner, tiene una caja de seguridad con cinco millones de dólares, ahora bajo intervención de la justicia por problemas legales.
«Hay un festival de importaciones hace tiempo y creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente», sostuvo en un acto de la Central de Trabajadores Argentinos, una organización no reconocida oficialmente, que desde la izquierda a la CGT.
Dijo que el Banco Central, el Ministerio de la Producción, la AFIP y la Dirección de Aduanas deben aplicar un trabajo «articulado, lo cual no estaría sucediendo. ¿Por qué? Porque hay un festival de importaciones desde hace tiempo».
Señaló que en la Argentina «600 empresas explican el 75% de las importaciones. Y el otro 25% de las importaciones lo explican 24.000 empresas».
Expertos en el área económica y financiera estiman que más del cincuenta por ciento de la actividad productiva del país necesita componentes importados para terminar los productos.
En un extenso discurso de una larga hora de duración habló de la empresas industrial más grande del país, Techint y su rol como proveedor del gasoducto Néstor Kirchner. Crítico al Banco Central por «haberle dado 200 millones de dólares a una empresa» que ganó la licitación.
«Si tenés una empresa multinacional de la magnitud de Techint, si aparte tenés la posibilidad de hablar con sus directivos, pedile que los 200 millones de dólares que le tienen que pagar a su subsidiario en Brasil lo financien ellos, o pidan un crédito en Brasil, y entonces no tengo que darle 200 millones de dólares a 127 pesos (cotizacion oficial, paralelo a 210) para que me importe», enfatizó.
Dijo que «estas cosas son también usar la lapicera. No hace falta pelearse, ni agarrarse de los pelos. No hay que agacharles la cabeza a los empresarios». Alusión directa al presidente Alberto Fernández.
Con mensajes a la disputa interna que mantiene con Fernández y críticas a la gestión, la vicepresidenta fue la oradora principal del plenario de la CTA, desde donde critico a varios frentes del gobierno.
Uno de sus mensajes pareció dirigido al flamante ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, ya que recordó que desde esa cartera se autorizan las importaciones.
También se hizo tiempo para opinar sobre el funcionamiento del Banco Central, al aludir a la crisis económica del 2008.
Dijo que en esa época en que era Presidenta «en Olivos o en la Casa Rosada parecía una mercachifle, vendiendo heladeras, bicicletas, porque necesitaba que nuestra economía no se cayera, que fue generada por el mercado y que sigue sin superarse».
«La segunda crisis viene en 2009, la H1N1, cuando Juan Manzur vino como ministro de Salud y se fue la que estaba, que Dios mío…», dijo Cristina, en alusión a la exministra y actual diputada de Juntos por el Cambio Graciela Ocaña.
Reconoció que «una vez más la inflación parece haberse disparado. Los mismos que van a los canales de televisión a decir que el Estado es lo único malo y el sector privado es todo benevolencia. Dicen que a la inflación la genera el déficit fiscal. De la emisión no voy a hablar».
Y mostró un ranking de los países del G20 sobre déficit fiscal primario, donde la Argentina figura en el escalón 13.
«El mayor déficit fiscal lo tiene Estados Unidos, y no es de ahora», señaló.
«¿Pero Cristina, cómo puede ser si Estados Unidos es el país con más déficit primario, final y comercial? Ah, bueno, pero tiene la maquinita que imprime los dólares. Y para ayudarlo tiene unos cuantos portaviones», sostuvo.
El vicepresidente de Cristina fue Amado Boudu, condenado por la justicia por corrupción, cuando se comprobó el intento de quedarse con una imprenta de un grupo empresario privado de alta tecnología que permite imprimir billetes de curso legal.
Concluyó que «entonces, el déficit, que es un término económico y no matemático, no necesariamente es el causante de los desmadres económicos y de la súper inflación».
Habló también de las ganancias de las empresas y dijo que «una alimenticia entre 2019 y 2021 ganó 412 por ciento. Otra de insumos difundidos, entre 2019 y 2021, fue de más de 200%».
Cristina Kirchner (2007-15) es aliada de los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba.
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