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La tormenta económica que está soportando China, que Beijing intenta disfrazar con los problemas del COVID-19, provocaron una serie de informes de bancos privados que alarmaron a las autoridades del gigante.
Uno de los principales burócratas del Partido Comunista chino se vio obligado a convocar a la prensa para poner en un marco razonable los problemas que esta soportando el país, especialmente en el área de la política monetaria debido a amenazas de impago hipotecarios en el inestable Evergrande, el banco amenazado.
«Actualmente, la estabilización y el repunte económico de China se encuentran en una ventana clave y el tercer trimestre es crucial para el despliegue de las medidas regulatorias», dijo Yang Yinkai, vicesecretario general de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, en una conferencia de prensa.
«La segunda mitad del año es un período crítico para contrarrestar las pérdidas del segundo trimestre debidas a los brotes de COVID».
China acelerará la inversión en infraestructuras y atraerá el capital social hacia proyectos clave, dijo Yang, mientras aspira a obtener los mejores resultados posibles para el crecimiento económico.
Liu Guoqiang, vicegobernador del Banco Popular de China, dijo en la misma conferencia de prensa que el Banco Central disponía de un margen relativamente amplio para la política monetaria, aunque evitaría un estímulo excesivo.
El mes pasado, el Banco Central recortó los tipos de interés para apuntalar la economía, lo que lo convierte en una excepción entre los principales bancos centrales, que están subiendo los tipos en su mayoría para luchar contra la inflación.
Liu dijo que el Banco Central también guiaría a los bancos institucionales y a los bancos comerciales de China para que apoyen los proyectos de infraestructura.
Se trata de una típica medida de los gobiernos que dirigen la economía, que suelen confiar en el sistema para estimular el crecimiento a medida que la demanda interna disminuye.
Los responsables de la política monetaria dejaron la impresión de tener un renovado sentido de urgencia para tomar medidas que apuntalen la debilitada economía.
En un inocultable sentido de alarma dijeron que este trimestre es un momento crítico para la acción regulatoria, ya que los indicios apuntan a una mayor pérdida de impulso económico.
Representantes del Banco Central y de los principales ministerios chinos advirtieron a la prensa los riesgos actuales que soporta la economía china golpeada en los últimos meses por las restricciones relacionadas con el COVID-19, una explicacion permanente de Beijing.
Prometieron nuevas medidas para seguir con un paquete de estímulo lanzado en mayo como forma de «aceitar» la demanda.
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