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Domar la inflación, hoy por hoy el trabajo central de la Reserva Federal de los Estados Unidos, reconoce un leve giro optimista según uno de los funcionarios de la institución monetaria.

El presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin observa «señales prometedoras» de que las presiones inflacionarias han comenzado a disminuir, aunque puede llevar tiempo para que se reflejen en los datos.

«El COVID-19 parece estar quedando atrás. Los impactos de la oferta se están aliviando… Algunos grandes minoristas han anunciado que tienen exceso de inventarios. La vivienda parece estar asentándose. Los empleadores están teniendo más éxito en la contratación… Hemos visto una amplia gama de las materias primas caer desde niveles máximos de precios», dijo Barkin a la Cámara de Comercio Prince Guillermo en Virginia.

Sin embargo, eso aún no se ha hecho evidente en los datos de inflación de alto nivel, y Barkin afirmó que la Fed «persistiría» con las alzas de las tasas de interés y «no declararía la victoria prematuramente».

«La inflación debería descender. Pero no espero que su caída sea inmediata o predecible», dijo Barkin. «Hemos pasado por múltiples conmociones… y las conmociones significativas simplemente toman tiempo para amortiguarse».

La medida de inflación preferida por la Fed continuó aumentando en agosto a una tasa anual del 6,2%, más del triple del objetivo del 2%. Un dato que elimina la volatilidad de los precios de los alimentos y la energía, a veces considerada una mejor medida de la presión subyacente sobre los precios, subió del 4,6% al 4,9%.

La Fed decidió la semana pasada su tercer aumento consecutivo de la tasa de tres cuartos de punto con lo que llevó el costo del crédito desde casi 0 en marzo a un rango entre 3% y 3,25% en uno de los giros de política monetaria más rápidos en décadas.

Se esperan más aumentos en las próximas reuniones.

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