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El presidente Xi Jinping reforzó su posición de dominio al recibir otro mandato al frente del Partido Comunista que gobierna el país en la última sesión del Congreso que estuvo reunido durante la semana anterior.
Es el primer paso para obtener un nuevo período presidencial de cinco años en la reunión del parlamento chino del próximo marzo.
En una inesperada acción en el Gran Salón del Pueblo, el exgobernante Hu Jintao fue retirado el sábado de la ceremonia de clausura.
El exlíder de 79 años pareció molesto y decidido a no dejar su puesto de primera fila donde estaba sentado junto a Xi, advirtieron los periodistas que ingresaron al final de las deliberaciones.
Medios estatales informaron la noche del sábado de que Hu insistió en asistir a la sesión pese a no estar bien de salud.
«Al no sentirse bien durante la sesión, su personal, por su salud, lo acompañó a una sala adyacente al encuentro para que descansara. Ahora está mucho mejor», informó en Twitter la agencia noticiosa oficial Xinhua.
Un tercer mandato para Xi rompe con la tradición del partido, además acompañado del ascenso de sus aliados, un sector que apoyan un control más estrecho sobre la sociedad y la economía.
Xi fue elegido nuevamente como secretario general del gobernante Partido Comunista, informó la agencia estatal Xinhua, inclinando al país a un gobierno unipersonal después de décadas de poder compartido entre la burocracia politica.
El partido también nombró a un Comité Permanente de siete miembros liderado por Xi, su círculo interno de poder y dominado por aliados del líder del partido.
Los anuncios se hicieron en el final de un congreso del partido celebrado cada cinco años para renovar su cúpula.
Xi y los demás miembros del Comité Permanente aparecieron por primera vez como grupo frente a la prensa el domingo en el Gran Salón del Pueblo, sede de la legislatura china en el centro de Beijing.
Desde su ascenso al poder hace una década, Xi ha acumulado poder como ningún otro gobernante chino con excepción de Mao.
En 2018 abolió el límite de dos períodos presidenciales, lo que le abrió el camino para gobernar indefinidamente.
También encabezó el ascenso de China como la segunda mayor economía mundial, impulsó una gran expansión militar y una postura internacional agresiva que generó fuerte oposición de las occidentales.
La expectativa por una reforma de la carta del partido para consagrar el «Pensamiento de Xi Jinping» como filosofía rectora, algo que pondría a Xi a la altura de Mao no ocurrió.
De todas formas la resolución calificó el pensamiento de Xi como «el marxismo de la China contemporánea y del siglo XXI», añadiendo que «encarna la mejor cultura y la ética de esta época».
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