Grieta, ambición y temor, comentario de Hugo Flombaum

OPINIÓN

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Coalición y grieta: Presidente argentino, Alberto Fernández, junto al expresidente Mauricio Macri; y la actual vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner / Foto: Casa Rosada

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

En emprendimientos individuales la ambición y el temor son complementarios y necesarios. Un ejemplo un corredor de automovilismo ambiciona ganar el temor lo ayuda a ser precavido.

Vale para muchas actividades individuales.

Cuando la ambición se aplica a objetivos que repercuten en colectivos de gran envergadura el temor puede ser inconveniente.

Las grietas en los países tienen ese condimento y claramente son perjudiciales.

Antes de ir a nuestro país, recorramos otras grietas políticas en el occidente.

En los EE. UU. la grieta es profunda, está dañando la identidad de una gran nación.

Lo primero que debemos preguntarnos es ¿lo que divide a demócratas y republicanos es lo mismo para todos y cada uno de los que se identifican con cada parte?

Claramente no, son muchos los republicanos que nada tienen que ver con los que se expresan a favor de Trump y son muchos los demócratas que piensan diferente respecto del aborto o de la inmigración.

¿Piensan los republicanos lo mismo respecto de cada uno de los desplantes homofóbicos de Trump?

Las diferencias dentro de cada una de las partes de la grieta se amalgaman por el temor de perder ante el otro. Y dificultan el debate enriquecedor sobre temas fundamentales para resolver los problemas reales de la población.

Los partidos de antaño podían expresar a amplios sectores sociales porque lo que se debatía eran temas que los abarcaba y aglutinaban.

Hoy los colectivos sociales se dividen en sectores más parciales fundamentalmente porque los grandes temas, que conformaron los partidos del siglo pasado, leyes laborales, ideología respecto de la organización social, racismo, esclavitud, libertad individual, etc. están zanjados.

Hoy los temas agrupan a colectivos que generan cortes sociales diferentes y reclaman derechos nuevos. Igualdad de la mujer, más años de vida activa de la humanidad, respeto a la diversidad, la sostenibilidad de la naturaleza, nueva relación con los alimentos, nueva relación con las otras especies animales que conviven con la nuestra, etc.

El mundo se encamina a cambios en los ejes del poder muy significativos. Asia será no solo un mercado, será el continente con mayor ahorro interno y por consiguiente el mayor inversor en el mundo.

África se encamina a ser el continente más poblado, convirtiéndose en el mercado más ambicionado. Iniciando el mismo proceso que en su momento transitó el Asia oriental. Primero mercado, luego mano de obra barata para luego convertirse en el nuevo actor de la economía global.

Latinoamérica será proveedora de alimentos, energía y minería por un lado y gran receptora de turismo por otro. No será mercado porque su tasa de natalidad no lo proyecta y no será mano de obra barata porque su legislación laboral no lo permite.

Claro para lograr el desarrollo en ese marco deberá encontrar un cause institucional que lo encamine en el proceso de integración a la economía global.

La muy nombrada industria del conocimiento es y será una actividad sin fronteras. El que piense que se corresponde a desarrollos nacionales es un iluso. Ni los jóvenes creadores de nuevos desarrollos se sienten parte de modelos nacionales ni los que los contratan lo hacen a una nación sino a un individuo.

Latinoamérica es Occidente, culturalmente no puede ser asiático. Eso nos ubica dentro de la lucha por la libertad individual como forma de vida.

Los que con cantos de sirena intentan vender a China como opción, mienten, no somos chinos. Nuestra cultura no lo permite.

Aterricemos en nuestro país. Juntos por el cambio es un conjunto de diferentes unidos por una vocación de poder, pero no de un plan. Frente de todos, ídem.

Los que pujan por la unidad lo hacen por ambición y por temor. Ambición de tomar el poder, temor porque se resisten a pelear por sus ideales y a perder la oportunidad de tomar el poder.

Cualquiera que llegue al gobierno en esa situación lo hará con una debilidad de origen que lo llevará al fracaso asegurado.

Por último, bajemos al barro de la coyuntura.

Son muchos los peronistas que están hartos de las imposiciones del kirchnerismo y son muchos los de «juntos» que están hartos de las imposiciones del macrismo.

La incógnita es si gana el temor o gana la ambición sana de pelear por los ideales. En eso se juega el futuro de nuestro país.

Lo que observamos por ahora es que, desde los dos bandos, mientras se torean entre ellos, tiran propuestas esotéricas.

Cambio de reglas institucionales que requieren reformas constitucionales en un momento en el cual no podemos lograr consensos mínimos.

O presuntas represiones con fuerzas de seguridad que actúan según sus propios intereses.

La gran incógnita es ¿Perderán el temor los diferentes?

Si eso sucediera, aventuro un mosaico que obligará a los dirigentes a conformar una verdadera coalición de gobierno y no una coalición electoral sin capacidad de gobernar.

Como siempre

ARGENTINOS A LAS COSAS

Otro artículo escrito por Hugo Flombaum: ¿Es por derecha?, análisis de Hugo Flombaum

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