INTERNACIONAL

Lectura: 2 minutos

Pasajeros en Pekín y Shanghái usando máscaras llenaron los trenes subterráneos este lunes, con las dos ciudades más grandes de China avanzando en la idea de vivir con COVID-19, ya que millones han sido infectados con el virus en todo el país.

Después de años de despiadadas restricciones contra el coronavirus, el presidente Xi Jinping eliminó la política de cero COVID del país ante las protestas y un brote cada vez mayor.

Pero después del impacto inicial del giro de 180° de la política sanitaria, y unas pocas semanas en las que la gente en Pekín y Shanghái permanecieron en casa, lidiando con la enfermedad o tratando de evitarla, hay señales de que la vida está en camino de volver a la normalidad.

Un mercado navideño anual que se lleva a cabo en el Bund, un área comercial en Shanghái, también estuvo abarrotado durante el fin de semana. Multitudes abarrotaron la temporada festiva de invierno en Shanghai Disneyland y Universal Studios de Pekín el domingo, haciendo cola para las atracciones.

El número de viajes a lugares pintorescos en la ciudad sureña de Guangzhou este fin de semana aumentó en un 132% desde el fin de semana pasado, informó el periódico local The 21st Century Business Herald.

China es el último país importante en avanzar hacia el tratamiento de COVID como endémico. Sus medidas de contención habían frenado la economía de US$17 billones a su tasa de crecimiento más baja en casi medio siglo, interrumpiendo las cadenas de suministro y el comercio mundial.

Se espera que la economía sufra aún más a corto plazo, ya que la ola de COVID se propaga hacia las áreas de fabricación y la fuerza laboral se enferma, antes de recuperarse el próximo año, dicen los analistas.

Tesla suspendió la producción en su planta de Shanghai el sábado, adelantando un plan para detener la mayor parte del trabajo en la planta en la última semana de diciembre. La compañía no dio una razón.

Otro artículo de interés: Amenaza china sobre Taiwán