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Países Bajos anunció este sábado la expulsión de varios diplomáticos rusos y el cierre de la oficina comercial de Moscú en Ámsterdam, usada para fines de espionaje según el país de la Unión Europea. Asimismo, las autoridades neerlandesas anunciaron el cierre del consulado en San Petersburgo, y la limitación del número de diplomáticos rusos autorizados a trabajar en La Haya.
El anuncio se produce tras el rechazo ruso de conceder visados a diplomáticos neerlandeses para su embajada en Moscú y su consulado en San Petersburgo, que cerrará por falta de personal, indicó el ministerio neerlandés de Relaciones Exteriores. Por ende, se decidió que «la embajada de Rusia en La Haya no puede tener más diplomáticos que la embajada de Países Bajos en Moscú». Los funcionarios deberán abandonar Países Bajos en un plazo de dos semanas.
«A pesar de los numerosos intentos de los Países Bajos por encontrar una solución, Rusia sigue intentando instalar agentes de inteligencia en Países Bajos bajo cobertura diplomática», declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Wopke Hoekstra. «No podemos tolerarlo y no lo permitiremos», añadió, citado en un comunicado. El ministro se refirió al tema también en una entrevista con la emisora NOS, donde señaló que esperaba la expulsión de unos 10 diplomáticos.
Poco después de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Países Bajos expulsó a 17 diplomáticos rusos sospechosos de espionaje. Rusia reaccionó expulsando a 15 diplomáticos neerlandeses. Desde entonces, las negociaciones para volver a asignar personal diplomático en ambos países «han fracasado», según el gobierno neerlandés.
La oficina comercial rusa en Ámsterdam cerrará el 21 de febrero y el consulado general de los Países Bajos en San Petersburgo cerrará el 20 de febrero, mientras que la embajada en Moscú seguirá abierta. En una breve reacción, el Ministerio de Exteriores ruso señaló que la decisión neerlandesa sería respondida.
Las relaciones entre ambos países también se enfriaron después que un tribunal neerlandés condenara en noviembre a dos rusos y un ucraniano en ausencia por su papel en la caída del vuelo MH17 el 17 de julio de 2014.
«El hecho de que los asientos que Rusia debía ocupar en la Corte de Justicia estén vacíos dice mucho», dijo Anton Korynevich, miembro de la delegación ucraniana. Ucrania presentó el 26 de febrero un requerimiento ante la CIJ contra Moscú, dos días después del inicio de la ofensiva militar.
Kiev pide al más importante tribunal de la ONU medidas urgentes para ordenar a Rusia que ponga fin a su invasión, antes de pronunciarse sobre el fondo de la cuestión, algo que podría llevar años. La CIJ tiene la «responsabilidad de actuar», dijo Korynevich. «Alguien tiene que parar a Rusia», agregó. Delante del tribunal, se congregaron varias decenas de ucranianos que gritaban «Stop Putin, stop guerra» y «stop genocidio».
En el discurso en el que anunciaba su intervención armada contra Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, dijo querer defender a la población rusohablante de un genocidio por parte de Kiev. Una mentira absurda y grotesca, según Ucrania, que niega categóricamente la existencia de un hecho así y estima que la invasión rusa no tiene ninguna base jurídica.
Ucrania pidió a la CIJ actuar para proteger a la población ucraniana. «Nuestro destino está en sus manos», concluyó Oksana Zolotaryova, miembro de la delegación ucraniana.
También en La Haya, la Corte Penal Internacional (CPI), que juzga a individuos acusados de las peores atrocidades cometidas en el mundo, abrió la semana pasada una investigación sobre las acusaciones de crímenes de guerra y contra la humanidad.
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