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Una delegación de observadores israelíes encabezada por Sharon Bar-Li, subdirectora general para África de la cancillería, fue expulsada este sábado de la ceremonia de apertura de la cumbre de la Unión Africana (UA) en Etiopía, denunció el Ministerio de Exteriores de Israel, que acusó a Irán de haber perpetrado el incidente con el apoyo de Sudáfrica y Argelia.
En un video divulgado en distintos medios se ve a Bar-Li siendo escoltada por varios guardias, con los que discutió durante algunos minutos. El Estado hebreo consideró que el incidente es «grave» y atribuyó lo sucedido a maniobras orquestadas por Irán, y pidió a los países de África que se opongan a estas acciones.
«Es lamentable ver que la Unión Africana ha sido tomada como rehén por un pequeño número de países extremistas como Argelia y Sudáfrica, impulsados por el odio y controlados por Irán», sostiene el comunicado del ministerio de Exteriores israelí. Vincent Magwenya, portavoz del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, replicó que Israel debería «justificar sus acusaciones».
Ebba Kalondo, portavoz del presidente de la Comisión de la UA, indicó a la agencia de noticias AFP que una de las personas presentes fue «invitada a salir del lugar» por no figurar en la lista de participantes u observadores. La UA había invitado a esta cita al embajador de Israel ante la organización, Aleli Admasu, pero esa invitación era intransferible, aseguró Kalondo. «Resulta lamentable que la persona en cuestión abusase de ese favor», agregó.
Israel obtuvo el estatus de observador en la UA en 2021 tras décadas de esfuerzos diplomáticos, lo que provocó la protesta de varios miembros del bloque de 55 países, como Sudáfrica y Argelia, que alegan una contradicción de los principios de apoyo a los palestinos de la UA. Al final la medida fue revocada y no se ha vuelto a hablar de la posible inclusión de Israel como país observador en la UA.
La Autoridad Palestina ha pedido en varias ocasiones a los líderes africanos que retiren la acreditación de Israel en la UA, denunciando un «régimen de apartheid» en los territorios palestinos que ocupa desde 1967.
En 2016, cuando visitó Kenya, Uganda, Etiopía y Ruanda, Benjamin Netanyahu se convirtió en el primer jefe de Gobierno israelí en muchas décadas en viajar a África. Las buenas relaciones que el Estado de Israel había sostenido durante lustros con ese continente se vieron empañadas por la guerra de Yom Kipur, que tuvo lugar entre el 6 y el 25 de octubre de 1973.
Tras un ataque militar sorpresivo de la coalición de países árabes liderada por Egipto y Siria, las tropas israelíes entraron y se expandieron por el territorio egipcio. «Egipto acusó a Israel de ocupar suelo africano. Juntos, los Estados árabes se esmeraron en persuadir a los países africanos de cortar sus nexos con Israel», explica Steve Gruzd, del Instituto Sudafricano para las Relaciones Exteriores.
La insidia tuvo éxito: en un continente con más de treinta Estados, sólo cuatro conservaron sus relaciones diplomáticas con los israelíes. Y esa constelación política dejó huellas; por ejemplo, los palestinos tienen estatus de observadores en la Unión Africana (UA) y los israelíes no.
Por otro lado, cuando el líder libio Muamar el Gadafi fue derrocado en 2011, la UA perdió a una de sus voces antiisraelíes más fuertes. La situación parece estar cambiando: Netanyahu no sólo regresó a casa satisfecho por la simpatía con que fue recibido por sus homólogos africanos el año pasado, sino que, desde entonces, ha retornado al continente en dos ocasiones. En junio participó en la cumbre de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
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